Guerra y matanzas durante la ocupación de la URSS por los nazis

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Juan Manuel Olarieta (Unidad y Lucha).— La memoria histórica no sólo falla en España. En la mayor parte de Europa ocurre algo parecido y por eso el Dia de la Victoria contra los fascistas pasa desapercibido… excepto en Rusia. Un mapa europeo de 1941, cuando el III Reich atacó la URSS, mostraría que los nazis y sus socios europeos eran casi la totalidad del Continente. No obstante, el nazismo se ha asociado casi exclusivamente a Alemania porque nadie quiere pertenecer al un país perdedor.

 

Por ejemplo, Hungría fue un país perdedor. Declaró la guerra a la URSS el 27 de junio de 1941 y movilizó cinco brigadas (45.000 efectivos) para participar en la Operación Barbarroja junto a la Wehrmacht. Estaban armados con 200 cañones, 160 tanques y 100 aviones. Además, los representantes húngaros se ofrecieron voluntarios para servir en las SS. Como consecuencia de ello, más de 300.000 húngaros murieron en la URSS y más de 500.000 fueron capturados.

Con el ejército alemán que cruzó la frontera de la Unión Soviética, fueron casi todos los países europeos. Participaron tropas de Italia, España, Francia y Finlandia. El ejército rumano fue el más numeroso, con 473.000 efectivos.

El núcleo de la Segunda Guerra Mundial fue el frente oriental. La URSS soportó el grueso de la lucha contra el fascismo y su experiencia histórica al respecto es muy diferente a la de Europa occidental. El fascismo se empleó a fondo en esa región, destapando su verdadero rostro.

Con excepción de España, sólo los pueblos de la URSS han aprendido cabalmente lo que es el fascismo.

El caso de Polonia es significativo. En enero de 1934 una de las primeras iniciativas importantes de política exterior del III Reich fue firmar un pacto de no agresión con Polonia. El gobierno de Varsovia esperaba que Hitler fuera a la guerra con la URSS y estaban dispuestos a ayudar a su socio nazi porque esperaban recibir parte del botín alemán.

Cuando el III Reich invade el país, el ejército no se lo tomó así. No sólo no hubo ninguna oposición sino que les dieron la bienvenida. Realizaron maniobras en presencia de sus “invitados”. El Sejm, el parlamento polaco, aprobó una ley castigando los insultos al Führer y sus socios.

Durante la ocupación de Polonia, continuó la cooperación entre las instituciones locales y las tropas de Hitler. La policía auxiliar (Policja pomocnicza) fue utilizada en la lucha contra la guerrilla y el movimiento antifascista. En Polonia fue una guerra civil: unos estaban con los nazis y los demás fueron sus víctimas o se pasaron a la resistencia.

La mayoría de los campos de concentración –Auschwitz, Treblinka, Majdanek, Chelmno, Belzec y Sobibor– se levantaron en la Polonia ocupada. Allí había, entre los nazis, muchas colaboracionistas afines que participaron en acciones sangrientas, como los ucranianos.

También en Polonia hubo muchos traidores a su propio país. Casi 500.000 se sumaron a las tropas de Hitler. Algunos de ellos participaron en la ocupación de Francia y otros lucharon en el Ejército Africano de Rommel en África y en Balcanes. También fueron a la URSS a combatir al Ejército Rojo.

Al final de la guerra los nazis buscaron rendirse a las potencias occidentales para no caer en manos del Ejército Rojo. Por su parte, los ucranianos capturados renegaron de su nacionalidad y se hicieron pasar por polacos para que no los enviaran presos a la URSS. Al fin y al cabo, buena parte de Ucrania había pertenecido a Polonia.

Al final de la guerra, más de 60.000 polacos que habían luchado en las filas de Hitler fueron llevados al “gulag”. Entre dos y tres millones de personas en Polonia tienen un pariente que sirvió en el ejército alemán.

El asesinato de 248 mujeres del internado de Makarievskaya Pustin

A finales de 1941 las hordas nazis llegaron al antiguo monasterio de Makarievskaya Pustin, en el distrito de Tosno, Leningrado. Las instalaciones se habían reconvertido en un internado siquiátrico que alojaba a mujeres. Los alemanes etiquetaron a las pacientes como “peligrosas” e “indignas de vivir” en los documentos oficiales.

En enero del año siguiente un Einsatzgruppe (batallón de castigo) formado por 50 finlandeses y estonios confiscó todos los alimentos y medicinas de las pacientes.

En dos semanas murieron de hambre 52 mujeres y, a principios de febrero, el batallón de castigo visitó de nuevo el lugar. Por orden del comandante del destacamento, el “starosta” Ivan Kuznetsov enganchó tres caballos y se llevó a varios miembros del batallón, que sacaron a las pacientes de las instalaciones, las subieron a las carretas y las llevaron al campo, donde fusilaron a otras 248 pacientes.

También asesinaron a la enfermera Rosa Semyonovna, que intentó proteger a las mujeres internadas. Los cuerpos fueron enterrados en una fosa común cerca del antiguo monasterio.

Los Programas Aktion

Los nazis llamaron “Aktion” a las masacres y operaciones de “limpieza”, como las que llevaron a cabo con los pacientes de los hospitales siquiátricos. El programa Aktion T4 comenzó en Alemania y, posteriormente, se extendió a los territorios ocupados de la URSS. En el hospital de Luga, a 100 kilómetros de Tosno, mataron a 300 pacientes y lo mismo hicieron en el de Siversky.

Como hemos explicado, los Einsatzgruppen de las SS eran los encargados de las operaciones de “limpieza”, un eufemismo para referirse a los asesinatos en masa de civiles pertenecientes a los funcionarios soviéticos, los guerrilleros, los comunistas, los gitanos y lo que calificaban como “asociales”.

Para ejecutar sus tareas se dividían en unidades operativas más pequeñas, llamadas Einsatzkommando y contaban con el apoyo de los “starost”, que es el nombre con el que llamaban en la URSS a los colaboracionistas locales. Eran una especie de “cabos de vara” que ejercían funciones parapoliciales con una graduación subalterna dentro del ejército alemán. Uno de sus objetivos era impedir el apoyo de la población local a la guerrilla antifascista.

Recientemente los colectivos Ivan Susanin y Jaguar descubrieron una tumba que contiene los restos de varias decenas de las pacientes asesinadas, así como zapatos de mujer y platos rotos. Los cuerpos fueron exhumados.

Dichos colectivos se dedican a localizar fosas comunes de la Segunda Guerra Mundial en Rusia, especialmente en la región de Leningrado.

El teniente Hermann Hubig

Hermann Hubig

El responsable del crimen de Makarievskaya Pustyn fue el teniente de las SS Hermann Hubig, que se incorporó al partido nazi en 1933 y luego a su Servicio de Seguridad (SD). Durante el ataque a la Unión Soviética, se unió al Einsatzgruppe A, que operaban en Riga y se encargaba de las operaciones de castigo en los países Bálticos.

En septiembre de 1941 el Einsatzgruppe A se trasladó a Leningrado y se reorganizó. A Hubig le asignaron la tarea de dirigir el Einsatzkommando 1b en Tosno, Loknja y Krasnogvardeysk. En Loknja se produjeron más asesinatos bajo su supervisión. Por sus crímenes recibió la EK I y otras condecoraciones de manos del general Erich Brandenberger, a quien estaba subordinado.

Desde finales de 1942 hasta principios de 1944 trabajó en la Escuela de Dirección de la Policía de Seguridad en Berlín y luego fue oficial del Departamento Administrativo I B 3 de la Oficina Principal de Seguridad.

Tras la guerra, pasó a la clandestinidad bajo la identidad falsa de Hans Haller, con la que entre 1946 y 1959 trabajó para el servicio secreto francés. De ahí pasó al BND alemán, que tuvo que abandonar en 1966 por haber falsificado su pasado.

El mariscal de campo Georg von Küchler fue condenado a 20 años de prisión en los juicios de Nuremberg, en parte por el asesinato de mujeres con enfermedades mentales. Durante la ocupación de la URSS Küchler tuvo a Egon von Wackerbarth como oficial de inteligencia. A su vez, durante la guerra, Von Wackerbarth mantuvo un vínculos muy estrecho con Hubig y el subcomando Einsatzgruppe que dirigía.

Después de la guerra, Von Wackerbarth fue miembro de la Organización Gehlen y del BND, el servicio secreto alemán. En 1967 tuvo que declarar como testigo en el juicio contra Hubig por las matanzas cometidas cerca de Leningrado, pero no se acordaba de nada.

Durante los interrogatorios en Alemania en los años sesenta en relación con los asesinatos en los internados cercanos a Leningrado, Hubig declaró que sólo había oído hablar de una “evacuación de la institución de pasada”. Sin embargo, su chófer, que también fue interrogado, recordó la visita de ambos al internado.

La fiscalía de Constanza suspendió el proceso en 1968. Hubig también tuvo otras investigaciones, pero siempre resultó absuelto y encontró trabajo como periodista económico en Überlingen, a orillas del lago de Constanza.

En 1996 apareció en los archivos británicos un mensaje de radio de Rudolf Oebsger-Röder, fechado el 13 de octubre de 1943, según el cual Hubig conocía la ubicación exacta de las fosas comunes en Pushkin, en Tsarskoye Selo.

No importó nada. Hubig murió plácidamente poco después, en 1999. Por eso ahora algunos en Europa se echan las manos a la cabeza cuando reaparece la “extrema derecha”. ¿En qué momento se fue?

Fuente: mpr21.info
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