Pablo Hasel.— Seguramente esta sea la tomadura de pelo más grave del Gobierno por todo cuanto implica. El anuncio de añadir 10.471 millones al gasto militar ya tan disparado -alcanzando así la inversión de 40.457 millones en 2025 y con previsiones de progresivos aumentos-, vendido como si fuera para el bienestar común sin querer emplear ni la palabra rearme. Para colmo asegurando que no repercutirá en recortes sociales. Una mentira especialmente repugnante viniendo de quienes presumen de progresismo a diario. Omitiendo cuánto podría mejorar, por ejemplo, la sanidad con semejante dispendio. Algún gobierno como el británico sí ha reconocido que el rearme europeo va a suponer más medidas de austeridad (eufemismo de miseria para la clase obrera y los sectores populares). Es evidente que tantos miles de millones no van a salir de las también mil millonarias cuentas de los oligarcas que dirigen el catarro. Esos que se han forrado más que nunca con este Gobierno que tiene de izquierdas lo que el rearme de democrático. Solo en 2024 el Estado español contribuyó con 20.500 millones al sostenimiento de la OTAN imperialista. La industria de la muerte se enriquece y nosotros pagamos su fiesta.
Mientras el Gobierno pregona una supuesta oposición a Trump en un paripé más, se pliega a sus exigencias de aumentar el derroche militar. Como se inclinan ante las bases militares estadounidenses en territorio español y ante otras tantas colaboraciones. Justificándolo a la vez con la «necesidad» de que Europa se «proteja» más como bloque, al poder contar actualmente con EE.UU para continuar armando al fascismo ucraniano que ejerce de sicario contra Rusia. El principal argumento-embuste que esgrimen desde hace años para tratar de embaucar a la opinión pública y que trague esta atrocidad, es que Rusia quiere invadir Europa. Un disparate rotundamente falso. Rusia ha demostrado que solo quiere proteger sus fronteras asediadas y atacadas por la UE-OTAN. Pero como los medios del imperialismo convierten al agredido en agresor y viceversa, propagan que la Europa imperialista que ha agredido y agrede numerosos países, es la que debe protegerse porque es la agredida.
Con una persistente campaña de terror psicológico propia de los nazis -normal que destacados militares nazis fueran reclutados por la OTAN- diseñada por los interesados en tal empresa, han vuelto a simular por televisión lo que supondría un ataque ruso en ciudades como Madrid. Conscientes de que a base de miedo dominan mejor, se presentan como nuestros protectores cuando son quienes provocando guerras nos ponen en riesgo. Una cosa es segura, y es que los mismos que despilfarran nuestros elevados impuestos en la industria del crimen, nos niegan tener con seguridad un trabajo y una vivienda decentes, la seguridad de invertir todo lo necesario en sanidad y la de vivir en paz. Porque más allá de la máxima de que «sin justicia no hay paz», sus políticas imperialistas pueden meternos en guerras -incluso una mundial- con terribles consecuencias a todos los niveles. Más con bases yanquis en suelo español. Incluyendo a todos los pobres que utilizarían como carne de cañón para engrosar las filas militares.
Para que cunda el pánico, la criminal y mafiosa Unión Europea ha publicitado la recomendación de hacerse con un ridículo kit de emergencia. ¡Como si fuera a ser de gran ayuda ante una guerra nuclear o de gran envergadura! Añadiendo que son necesarios i800.000 millones de euros más! en inversión militar y reclutamientos masivos. Una de tantas barbaridades que es para echarse a la calle a decir basta, no en nuestro nombre. Más del 70% del gasto militar mundial lo realizan EE.UU y los Estados europeos. La OTAN invirtió en 2023 catorce veces lo que Rusia. Con los recientes aumentos, la diferencia será aún más abismal. Las cifras hablan por sí solas, sobre todo teniendo en cuenta que la OTAN es la que invade y no la invadida. Que la industria militar tenga acciones en numerosos medios de «comunicación», como lndra en el panfleto del Gobierno «El País», dice mucho del interés obsesivo de estos en embellecer el rearme.
Cabe denunciar que una porción de esta partida añadida se invertirá en fortalecer el aparato represivo. Una vez más bajo la coartada de la «seguridad y la defensa». La suya, por supuesto. De los más de 10.000 millones extra, en el desglose presentado por el Gobierno aparecen 600 millones destinados a los Servicios de Inteligencia (CNI) también encargados de espiarnos. Tampoco se puede olvidar que en más de una ocasión han anunciado que el Ejército realizaba maniobras de entrenamiento para sofocar revueltas sociales en caso de que los cuerpos policiales no dieran abasto. ¿Qué podemos esperar de un Gobierno que ha mentido incluso en su promesa de cesar la compra-venta de armamento con Israel? Que se sepa, hasta 46 contratos se han firmado con empresas y filiales israelíes tras la intensificación de la ocupación genocida. Dos empresas sionistas saldrán beneficiadas del aumento en gasto militar: Elbit Systems y la compañía Rafael.
Ante este panorama tan brutal, los oportunistas de Unidas Podemos aún tienen la desfachatez de presentarse como firmes opositores al imperialismo para recuperar votos. Cuando compartiendo Gobierno junto al PSOE apoyaron el aumento del gasto militar -como les recordó recientemente Pedro Sánchez en el Congreso por su hipocresía-, blanquearon a la UE, dijeron respetar los compromisos con la OTAN, tuvieron como alto cargo en sus filas a Julio Rodríguez (JEMAD del Ejército español que participó en la masacre imperialista de la OTAN en Libia) y permitieron récords en la compra-venta de armamento con Israel. Además de desmovilizar a numerosas personas y movimientos sociales que se oponían a esas y otras lacras. Hace falta recordarlo para que no puedan volver a embaucar y frenar la oposición contundente en las calles que la coyuntura exige.
La extensa lista de países saqueados y destruidos por la UE-OTAN o las anteriores guerras mundiales que provocó el imperialismo, dejan muy claro que este salto cualitativo es para tomárselo muy, muy en serio. El miedo debe ser a no oponer resistencia a sus planes bélicos y a la profundización en los ya existentes recortes sociales. Una resistencia que solo bien organizada al margen de los partidos y sindicatos culpables, puede impulsar las campañas, movilizaciones y acciones imprescindibles. Ante la barbarie nazi-sionista contra Palestina desgraciadamente ha faltado y falta mucha respuesta, pero aún se está a tiempo de combatir al imperialismo en su conjunto antes de que sea tarde para frenar mataderos aún peores. No podemos esperar a que caigan más bombas, conduciéndonos a otra guerra donde siempre ganan los ricos y perdemos nosotros. Tampoco a que nos arrebaten aún más derechos y libertades para que los oligarcas y sus esbirros nos conviertan en peones impasibles de un ajedrez manchado de sangre. Más que nunca:
¡¡NI GUERRA ENTRE PUEBLOS, NI PAZ ENTRE CLASES!!