Paul Craig Roberts.— Trump dice que SABE que Irán está «muy cerca de tener armas nucleares». ¿Cómo lo sabe Trump? Netanyahu se lo dijo.
¿Qué le dijo la comunidad de inteligencia estadounidense a Trump?
La inteligencia estadounidense le informó a Trump que cree que Irán no está construyendo un arma nuclear y que el líder supremo, el ayatolá Alí Jamenei, no ha autorizado el programa de armas nucleares que suspendió en 2003.
Pero a Trump no le importa lo que la Directora de Inteligencia Nacional de EE. UU. le diga sobre la evaluación de la inteligencia estadounidense. «No me importa lo que ella [la Directora de Inteligencia Nacional, Tulsi Gabbard] haya dicho», declaró Trump. Netanyahu sabe más.
Así que Trump apoya las agresiones israelíes contra Irán y le informa a Irán que, si responden a los actos de guerra, EE. UU. destruirá a Irán.
Éste es el comportamiento de una persona loca.
Trump ha sido un fracaso rotundo como presidente. Ha permitido que un monstruo genocida se apodere de la política exterior de Estados Unidos.
Trump ha permitido que Netanyahu arrastre a Estados Unidos al umbral de una guerra con Irán.
Trump ha permitido el genocidio de los palestinos para convertir Gaza en un destino turístico.
Trump se ha mantenido al margen mientras alguien daba luz verde a un ataque contra las fuerzas estratégicas rusas. A Trump no le interesa descubrir cómo pudo ocurrir un acto de guerra tan imprudente y potencialmente catastrófico.
¿Saben los rusos, que se quedan de brazos cruzados, lo que esto significa? ¿Lo saben los chinos? ¿Los indios? ¿Los europeos? ¿Los estadounidenses?
Los iraníes actúan tarde y hablan mucho. Anuncian estúpidamente lo que van a hacer antes de hacerlo, socavando así la eficacia de sus propias acciones.
Los enemigos designados de Washington e Israel han dejado la iniciativa en manos de Washington e Israel, y han sido derrotados por el momento.
En su último anuncio descabellado, Netanyahu añadió a Pakistán, un país con armas nucleares, que lo puso en la lista de países a derrocar. Ampliando así la lista de siete enemigos designados de Israel a ocho. Hasta el momento, cinco han sido destruidos: Irak, Libia, Siria, Líbano y Somalia. Un sexto, Irán, está bajo ataque, y el séptimo, Arabia Saudita, aguarda su turno. Y ahora Pakistán se suma a la lista.
¿Será Turquía el noveno país añadido a la lista?
La incapacidad de los musulmanes para mantenerse unidos lo ha condenado. Israel ha utilizado a Washington para arrojarlos al basurero de la historia.
El control de Israel sobre el gobierno estadounidense le impide a Washington representar los intereses estadounidenses. En todo el Congreso estadounidense solo hay un miembro, el representante Thomas Massie, que no está bajo el control de Israel.
El número de judíos en la magistratura, en puestos ejecutivos en los medios de comunicación y las finanzas, y en las facultades y administraciones universitarias supera con creces su porcentaje en la población estadounidense.
Estados Unidos ha frenado los nombramientos de hombres heterosexuales pero nunca ha frenado los nombramientos de judíos. A diferencia de los musulmanes y los gentiles, los judíos se mantienen unidos y se alinean con Israel.
Un país que no controla sus propias políticas no es soberano. Estados Unidos no es un país soberano.
Netanyahu ha iniciado una guerra que Israel no puede ganar y le ha pasado la guerra a Trump.