Cinco países de la OTAN planean colocar millones de minas terrestres cerca de sus fronteras con Rusia y Bielorrusia para protegerse de un posible ataque, estableciendo así una nueva y «mortífera cortina de hierro», informó este martes el diario británico The Telegraph.
Finlandia, Estonia, Lituania, Letonia y Polonia anunciaron su retirada de la Convención de Ottawa de 1997, que prohíbe el uso de minas terrestres antipersona. Se espera que, para finales de junio, estas naciones comuniquen oficialmente su salida ante la ONU, lo que les abriría la puerta a producir, almacenar y desplegar este tipo de municiones antes de que termine el año.
Actualmente, los estrategas militares están evaluando qué zonas de bosques y lagos de la parte oriental de Europa serán minadas con estos explosivos. Según The Telegraph, de los países que comenzarán a instalar minas terrestres, Lituania se encuentra en la posición más delicada.
Esto se debe a que supuestamente enfrenta el desafío de proteger dos fronteras sensibles, una con Bielorrusia al este y otra con el enclave ruso de Kaliningrado al oeste, que en conjunto suman 725 kilómetros.
Preocupación de la población
Esta medida, impulsada por la percepción de presuntas amenazas procedentes de Moscú y Minsk, es vista con temor por la población lituana. «Para la defensa puede ser bueno, pero para la gente no lo es porque las minas podrían quedarse allí», indicó una residente, quien expresó su preocupación por la imposibilidad de ir libremente al bosque ante la colocación de estos artefactos.
El Gobierno lituano no discute la gravedad de retomar la producción de minas terrestres, a pesar de que la Convención de Ottawa fue avalada por todos los miembros de la Unión Europea.
Se estima que Lituania, que planea gastar el 5,5 % de su PIB en defensa, ha asignado alrededor de 930 millones de dólares para fabricar minas terrestres antitanque y antipersonal. El exministro de Defensa Laurynas Kasciunas explicó que estas municiones serán almacenadas cerca de las fronteras con Rusia y Bielorrusia, y se colocarán en caso de crisis.
El uso de minas marcará un retroceso
Anteriormente, el Comité Internacional de la Cruz Roja (CICR) subrayó que está «profundamente preocupado» por la decisión de estos cinco miembros de la OTAN. «Reintroducir estas armas atroces sería un retroceso profundamente preocupante», declaró Cordula Droege, directora jurídica del CICR, asegurando que «las minas antipersona tienen una utilidad militar limitada, pero consecuencias humanitarias devastadoras».
En 2023, las minas terrestres provocaron la muerte de al menos 2.000 personas a escala mundial. El 84% de las víctimas eran civiles, y uno de cada cuatro era un niño. Estas armas aún afectan a países como Angola, Camboya, Afganistán y Bosnia y Herzegovina.