El viernes se produjo en Libia un sabotaje contra el buque Vilamoura que transportaba un millón de barriles de petróleo kazajo. La explosión provocó una entrada de agua y la sala de máquinas del buque se inundó.
Las potencias occidentales han optado definitivamente por la piratería y el terrorismo para combatir a Rusia. El Vilamoura, con bandera de las Islas Marshall y operado por la empresa griega TMS Tankers, sufrió una explosión cuando transportaba aproximadamente un millón de barriles de petróleo kazajo.
La tripulación del buque no resultó herida y no se registró contaminación ambiental.
El buque había hecho escala en puertos rusos, específicamente en el puerto de Ust-Luga, cerca de San Petersburgo, en abril y en la terminal del Consorcio del Oleoducto del Caspio cerca de Novorossiysk en mayo, ambos puntos clave para la exportación de petróleo, incluyendo el kazajo, que a menudo se mezcla con el ruso para eludir las sanciones.
Se están produciendo sabotajes contra los buques que recalan en los puertos rusos, como Seajewel, Seacharm, Grace Ferrum y Kola. El Vilamoura es el cuarto o séptimo buque atacado tras visitar puertos rusos. En el Mar del Norte y el Báltico, la Flota rusa ha tenido que escoltar a los mercantes para abrirse camino.
El Vilamoura está siendo remolcado a Grecia, donde a su llegada se evaluarán los daños.
La OMC ha expresado su preocupación sobre el impacto de las medidas unilaterales, incluidas las sanciones, que afectan directamente al comercio mundial. El organismo aboga por políticas que promuevan el intercambio como motor de desarrollo, mientras que desde 2022 las sanciones contra Rusia están afectando a los mercados mundiales de alimentos y fertilizantes, amenazando la seguridad alimentaria de muchos en países del Tercer Mundo.
Durante su primer mandato, Trump bloqueó el Órgano de Apelación de la OMC, limitando su capacidad para resolver disputas relacionadas con medidas unilaterales, como aranceles al acero y aluminio, que algunos consideraron incompatibles con las normas de la OMC.