A. Moreno (Unidad y Lucha).— El 19 de julio de 1936 supone la victoria de la resistencia obrera y popular ante el Golpe de Estado realizado dos días antes, el 17 de julio, contra la II República española. Esta inicial victoria provocaría el inicio de la guerra que acabaría con la victoria sublevada en 1939 y la derrota de la legalidad republicana.
Los gobiernos de la II República, conformados por el ala moderada del Frente Popular y que representaban los sectores sociales más conservadores de este, se sucedían por días después del Golpe de Estado, fruto de su vacilación e intentos de pacto con los sublevados. La resistencia contra el Golpe de Estado empezada el mismo día 17 de julio en Ceuta. En las primeras horas del día 18 julio, cuando el gobierno de Casares Quiroga confirmó la sublevación, miles de obreros acudieron a los locales de sus organizaciones de clase para combatir el Golpe de Estado.
La clase obrera optó por el combate y la resistencia, exigiendo armas al gobierno y convocando la CNT y la UGT una huelga general para ello. Finalmente, el gobierno de José Giral, el día 19 de julio, optó por repartir armas a las organizaciones obreras y a la población que ya combatía desde el 17 de julio.
Las organizaciones obreras ya estaban preparadas. El Partido Comunista de España fundaba en 1933 las MAOC (Milicias Antifascistas Obreras y Campesinas), participantes en la revolución de Asturias de 1934 y reorganizadas en 1936 ante el posible triunfo del Frente Popular. Las MAOC fueron la única fuerza de un partido político antes de 1936. Por su parte, la CNT en 1934 teorizó la necesidad de pasar de los grupos de acción fundados entre 1917 y 1923, como reacción al pistolerismo de la patronal, a los Comités de Defensa. Ambas organizaciones serían determinantes para frenar el Golpe de Estado en gran parte del territorio español que quedó bajo la legalidad republicana.
¿Qué enseñanzas extraemos del 19 de julio de 1936? La primera enseñanza es la necesidad, más allá de determinadas alianzas tácticas, de la organización obrera y popular, de la creación de unas estructuras propias que en un momento histórico eleven el nivel de organización obrera para poder combatir a la clase dominante y derrotarla. La segunda enseñanza es que la clase obrera, aun en la república más democracia y con un peso específico de la clase obrera, como fue la II República después del triunfo del Frente Popular, debe situarse a la vanguardia y evitar estar a la “cola” de las opciones progresistas de la burguesía.
¿Cómo aplicamos las enseñanzas de aquellas jornadas de julio de 1936? En primer lugar, el momento actual es muy diferente, la correlación de fuerzas es muy dispar y las organizaciones obreras están en un momento de acorralamiento ideológico y escaso desarrollo organizativo. La organización de la clase obrera es una prioridad, el reforzar los sindicatos de clase y los movimientos sociales es un imperativo. En segundo lugar, el actual Estado, la monarquía borbónica del Régimen del 78, es el heredero de la dictadura fascista construida tras el triunfo de las fuerzas reaccionarias en 1939. Debemos evitar los discursos sobre la necesidad de defender la “democracia” frente al auge de la “reacción”.
La realidad muestra que el Estado actual es totalmente contrario a los intereses de la clase obrera y de los pueblos que en él están oprimidos. Por un lado, reprime a la clase trabajadora mediante la promoción y permisividad de grupúsculos fascistas que, además, tratan de dividir a nuestra clase según su procedencia, como ocurre en Torre Pacheco; por otro lado, aplica todo el peso de la ley, de su ley, frente a la clase obrera organizada como muestra el encarcelamiento de los 6 de la Suiza y de los obreros del metal en Cádiz. La única opción de la clase obrera es construir los elementos de ruptura contra el actual Régimen del 78, contra la UE y la OTAN, mediante las más amplias alianzas populares, pero siempre bajo la dirección de las organizaciones de la clase obrera. Aprendamos de la determinación y resistencia de aquellas jornadas de julio para construir nuestra alternativa, la de la clase obrera.
¡Por la República Socialista de carácter confederal!
¡Por la autodeterminación de los pueblos!
¡Por el socialismo!