
La iniciativa llega después de que el embajador ruso en Bogotá, Nikolái Tavdumadze, denunciara que Ucrania recluta mercenarios en Colombia a través de sus embajadas, lo que violaría la Convención de Viena.
Enfático al respecto, el presidente colombiano, Gustavo Petro, ha calificado el mercenarismo como «una forma de robar una nación» y ha abogado por una «seguridad integral humana» que reemplace la lógica del «enemigo interno». Jaramillo subrayó que Colombia considera inadmisible el envío de sus ciudadanos a combatir en ejércitos extranjeros.
La preocupación colombiana por el mercenarismo no se limita a Ucrania. Recientemente, se reportó la presencia de exmilitares colombianos en Sudán, involucrados en el conflicto interno de esa nación africana. Estos exmilitares habrían sido reclutados por una empresa contratista registrada en Bogotá y dirigida por un coronel retirado residente en Dubái.
Los informes indican que los colombianos viajan a los Emiratos Árabes Unidos y luego son trasladados a Libia para cruzar el desierto hacia Sudán, donde se exponen a emboscadas y peligros.
A mediados de 2021, en Haití, un grupo de mercenarios colombianos se involucraron en el asesinato del expresidente Jovenel Moïse, aunque luego alegaron que fueron engañados. Ya se han reportado muertes de colombianos en Sudán.
El conflicto armado en este país africano, iniciado en abril de 2023, provocó un desplazamiento masivo de 11 millones de personas y una grave crisis humanitaria.