El 17 de julio Pakistán, Afganistán y Uzbekistán firmaron un acuerdo marco para un estudio de viabilidad del Proyecto Ferroviario Uzbekistán-Afganistán-Pakistán (UAP). El acuerdo de 4.800 millones de dólares concluido en Kabul supone un avance significativo para crear un corredor ferroviario directo que conecte Asia Central con los puertos pakistaníes del Mar Arábigo a través de Afganistán.
Varias instituciones financieras internacionales, como el Banco Mundial, el Banco Asiático de Desarrollo y el Banco Europeo de Inversiones, han expresado su interés en financiar el proyecto. En abril del año pasado, Uzbekistán y Rusia alcanzaron un acuerdo preliminar sobre la participación de Moscú en la iniciativa, y el Ministerio de Transporte de Tashkent estimó que la construcción del ferrocarril podría tardar al menos cinco años.
Se espera que la línea férrea de 850 kilómetros reduzca los tiempos de entrega de carga en cinco días y los costos de transporte en un 40 por cien, ofreciendo a los países de Asia Central la ruta terrestre más directa hacia el Mar Arábigo. La ruta pretende conectar la ciudad fronteriza uzbeka de Termez con Hairatan, en el lado afgano, extendiéndose hasta la ciudad oriental de Logar vía Kabul, antes de entrar en el distrito fronterizo pakistaní de Kurram vía Jarlachi (1).
Permitiría a Uzbekistán diversificar su acceso comercial más allá de las rutas del norte que dependen de Rusia o Irán, países cada vez más afectados por sanciones o alianzas cambiantes. Para Pakistán, ofrece la oportunidad de hacer realidad su objetivo de convertirse en un centro comercial y de tránsito euroasiático. Para Afganistán, representa un potencial salvavidas económico, a pesar de su frágil entorno político y de seguridad, lo que confirma el progreso del gobierno de Kabul tras el reconocimiento diplomático oficial recibido de Rusia en los últimos días.
El viceprimer ministro y ministro de Asuntos Exteriores de Pakistán, Ishaq Dar, quien encabezó la delegación a Kabul, calificó el acuerdo como un punto de inflexión. Fue la segunda visita de Dar a Kabul en tres meses, lo que demuestra el firme compromiso político de Pakistán con la región. Estuvo acompañado por el ministro de Ferrocarriles, Hanif Abbasi, el enviado especial para Afganistán, Sadiq Khan, y altos funcionarios del sector ferroviario. Durante la visita, Dar mantuvo reuniones bilaterales con el primer ministro interino afgano, Mullah Hassan Akhund, el ministro de Asuntos Exteriores, Amir Khan Muttaqi, y el ministro del Interior, Sirajuddin Haqqani. Las conversaciones se centraron en la gestión fronteriza, el comercio, el transporte y la seguridad regional.
El ferrocarril UAP no es un proyecto nuevo. Se formalizó inicialmente en un acuerdo trilateral en Uzbekistán en 2021, pero su implementación se retrasó debido al cambio de gobierno en Kabul tras el regreso de los talibanes al poder. En 2023 se inauguró una oficina del proyecto en Tashkent y se reanudaron las reuniones trilaterales, a menudo con el apoyo silencioso de China. Si bien no es signataria del proyecto, China considera que el corredor ferroviario complementa la Nueva Ruta de la Seda, dado su potencial para conectar la infraestructura de Asia Central con los puertos pakistaníes.
Lo que distingue a este proyecto de otros planes de conectividad regional es la convergencia de la sincronización política con las necesidades locales. Uzbekistán, deseoso de consolidar una posición regional más independiente, requiere una salida fiable desde el sur hacia los mercados mundiales. Pakistán, que se enfrenta a crecientes presiones económicas y a una sobreexpansión estratégica en su frontera oriental, se está orientando más claramente hacia las oportunidades que ofrece la economía. Afganistán, bajo el régimen talibán, busca ingresos, infraestructura y legitimidad, objetivos que un ferrocarril transnacional podría contribuir a alcanzar.
Sin embargo, persisten importantes obstáculos técnicos y políticos. Uno de los más inmediatos es la discrepancia entre los anchos de vía de los tres países: Pakistán utiliza vías anchas, Uzbekistán un ancho de vía estándar y Afganistán una combinación de ambos. Sin armonización ni la instalación de costosos equipos de conversión de ancho de vía, será difícil garantizar la continuidad de las operaciones (2).
Los riesgos de seguridad son aún más complejos. La línea ferroviaria propuesta atraviesa zonas de Afganistán y Pakistán que han sufrido frecuentes ataques terroristas. En particular, la presencia del Califato Islámico-Jorasan en Afganistán y la continua actividad de elementos del TTP en la provincia pakistaní de Khyber Pakhtunkhwa convierten la construcción física de dicho corredor en un desafío formidable. El estudio de viabilidad deberá considerar no solo consideraciones de ingeniería, sino también estrategias de mitigación de riesgos, algo que no se puede lograr con hormigón.
Conversaciones recientes en Islamabad entre dirigentes pakistaníes y afganos sugieren ciertos avances. Ambas partes han acordado reducir las tarifas de procesamiento, mejorar la infraestructura de tránsito y cooperar para facilitar la concesión de visados. Pakistán también ha aprobado más de 500.000 visados a ciudadanos afganos desde enero del año pasado. Son medidas útiles, pero limitadas, para fomentar la confianza. La construcción y operación a gran escala del corredor ferroviario requeriría una coordinación continua a una escala históricamente sin precedentes entre Islamabad y Kabul, pero eso podría lograrse si Moscú y Pekín fortalecieran su alianza en una región clave para el equilibrio político.
Las implicaciones estratégicas del ferrocarril son más amplias de lo que a menudo se reconoce. De completarse, el proyecto constituiría un puente terrestre directo no solo entre Asia Central y Meridional, sino también entre Europa y el Océano Índico mediante tránsito terrestre. Podría convertirse en una ruta alternativa crucial, evitando los cuellos de botella marítimos y los corredores de Suez y Ormuz, cada vez más expuestos a riesgos bélicos. Es importante para países como China, Rusia e incluso Turquía, que están invirtiendo en corredores euroasiáticos alternativos.
Pero la infraestructura no existe en el vacío. Como han demostrado iniciativas anteriores en la región, las intenciones deben traducirse en marcos estratégicos duraderos, acuerdos de financiación y, sobre todo, confianza política.
(1) Kamran Yousaf, Pakistán, Afganistán, Uzbekistán ink rail project deal, The Express Tribune, 18 de julio de 2025.
(2) Farhat Asif, Steel, Strategy and Stability, The Diplomatci Insight, 21 de julio de 2025.
Stefano Vernole https://strategic-culture.su/news/2025/07/25/la-nuova-ferrovia-tra-pakistan-afghanistan-e-uzbekistan-dimostra-limportanza-della-connettivita-eurasiatica-nella-regione/