Fausto Triana (Prensa Latina).— Asesinado por la dictadura de Francisco Franco, por sus ideas políticas alineadas con la izquierda, su verbo irreverente y hasta por su homosexualidad confesa, García Lorca volvió a ser homenajeado por la Diputación de Granada, Andalucía.
El parque que lleva su nombre, en el municipio granadino de Alfacar, recibió el tributo, como a todas las víctimas de la Guerra Civil española.
Y si la muerte es la muerte, se preguntaba García Lorca en su poema Canción Otoñal, sin imaginar entonces que su vida sería arrancada por la ignominia del franquismo.
“(…) qué será de los poetas/y de las cosas dormidas/que ya nadie las recuerda?”, insistía cuando de algún modo el acecho de los extremistas intentaba asfixiar sus ideas y creatividad.
España recuerda con emoción el asesinato de uno de los grandes dramaturgos y poetas de su historia, por “socialista, comunista, prácticas de homosexualismo y aberración”, según un informe policial de 1965 hecho público en 2015.
Cante Jondo afianza la condición andaluza del escritor nacido el 5 de junio de 1898 en Fuente Vaqueros, Granada. Es un poema abarcador que incluye Baladilla de los tres ríos, El Guadalquivir, el Darro y el Genil, considerado un clásico del flamenco y que se estructura también por su amistad con Manuel de Falla.
Autor de clásicos de la poesía, el drama y la prosa como Romancero gitano, Poeta en Nueva York, Bodas de sangre, Yerma o La casa de Bernarda Alba, entre otras, Lorca aparece omnipresente por toda España.
Actualmente convertida en la Casa-Museo de Federico García Lorca, la Huerta de San Vicente fue el refugio del poeta durante sus estancias en Granada.
En 1925, cuando tenía 27 años, su padre, Federico García Rodríguez, compró esta propiedad para convertirla en casa de veraneo de la familia y la bautizó en honor a su esposa, llamada Vicenta.
A estas alturas, todavía no se han encontrado los restos mortales de uno de los autores más prolíficos y queridos de la literatura española.
El Crimen fue en Granada, escribió de forma muy sentida Antonio Machado.
Se le vio, caminando entre fusiles,
por una calle larga,
salir al campo frío,
aún con estrellas de la madrugada.
Mataron a Federico
cuando la luz asomaba