Allí donde las mujeres trabajan con sus propios hijos en su casa, es decir, en un sentido moderno, en una pieza alquilada, usualmente en un desván, la situación es, si cabe, aún peor. Este tipo de trabajo se reparte en 80 millas alrededor de Nottingham. Cuando el niño empleado en una gran tienda se retira a las 9 ó 10 de la noche, se le suele entregar un paquete con puntillas para terminarlas en casa. El fariseo capitalista, representado por uno de sus siervos asalariados, se lo entrega con unción diciéndole, esto es para tu madre, pero sabe muy bien que el pobre niño deberá sentarse a ayudar.
La industria de los encajes de bolillos está establecida principalmente en dos distritos agrícolas ingleses, en el distrito de encajes de Honiton, que abarca de 20 a 30 millas a lo largo de la costa meridional de Devonshire, incluyendo unos pocos lugares de Northdevon, y un segundo distrito que ocupa la mayor parte de Buckingham y Huntingdonshire. Los Cottages de los jornaleros agrícolas sirven, por lo común, de talleres de trabajo. Algunos señores manufactureros emplean más de 3.000 obreros a domicilio, exclusivamente de sexo femenino, principalmente niñas, niños y jóvenes.
Se repite la situación descrita a propósito del lace finishing, solo que el lugar de las mistresses houses lo ocupan las llamadas lace schools, (escuelas de encaje), regentadas por mujeres pobres en sus casas. Desde los cinco años de edad, y a veces desde antes, hasta los doce o quince años trabajan las niñas en estas escuelas, durante el primer año las más pequeñas trabajan de 4 a 8 horas, luego, desde las 6 de la mañana hasta las 8 y las 10 de la noche.
Este hacinamiento en estas covachas y la consiguiente pestilencia del aire suelen ser extremos. A esto se agrega el efecto nocivo, las alcantarillas, las letrinas y sustancias en descomposición y otras inmundicias habituales en los accesos a los cottages pequeñas. Donde termina la producción de encajes, en los condados rurales , comienza el trenzado de paja. Este se extiende en una gran parte de Hertfordshire y las regiones occidentales y septentrionales de Essex. En 1861, estaban ocupadas en la industria de trenzar y hacer sombreros de paja, 48.043 personas, de ellas 3.815 eran varones de todas las edades ; de las demás de sexo femenino, 14.913 eran menores de 20 años, y cerca de 7.000 eran niñas.
El lugar de las escuelas de encaje lo ocupan aquí las straw plait schools (escuelas de trenzar paja). Los niños comienzas su instrucción en trenzar paja a los cuatro años de edad, a veces incluso entre los tres y cuatro. por supuesto no obtienen ninguna educación. Los mismos niños llaman a las escuelas básicas natural schools (escuelas naturales), a diferencia de estas instituciones vampirescas, donde simplemente se les mantiene trabajando hasta que cumplan la tarea que les encargan sus madres medio hambrientas, a menudo 30 yardas al día. Estas madres los obligan luego a trabajar en la casa hasta las 10, 11 ó 12 de la noche.
La paja les corta los dedos y la boca, en la cual la humedecen constantemente. Según la opinión en general de los funcionarios médicos de Londres, resumida por el Dr. Ballard, el espacio mínimo requerido por persona en un dormitorio o pieza de trabajo es de 300 pies cúbicos. Pero, en las escuelas de trenzar paja, el espacio se reparte de una manera aún más ahorrativa que en las escuelas de encaje.
Así disfrutan de la vida estos niños hasta los doce o catorce años. Los padres, miserables y degradados, solo piensan en extraer lo más posible d sus niños. Los hijos cuando crecen no dan, por supuesto, ni un céntimo por sus padres, y los dejan. El salario, en general miserable en las ramas industriales que acabamos de tratar, el salario máximo que en forma excepcional perciben los niños en las escuelas de trenzar paja es de 3 chelines, es disminuido aún más por debajo de su montón nominal mediante el pagos con bonos, preponderante de manera especial en los distritos que producen encajes. El abaratamiento de la fuerza de trabajo por el simple empleo abusivo de fuerza de trabajo femenina e infantil, por el despojo de todas las condiciones normales de trabajo y de vida y la mera brutalidad del sobre trabajo y el trabajo nocturno choca finalmente con ciertas restricciones naturales insuperables.
llega la hora de introducir la maquinaria y de transformar, ahora con rapidez el trabajo domiciliario disperso , o de la manufactura en producción fabril. Solo bajo la presión de una decisión parlamentaria de validez general que regule por la fuerza de la ley la jornada laboral.
CARLOS MARX, EL CAPITAL , TOMO I
