Entre 2003 y 2021, absorbió 100 millones de toneladas de carbono al año, pero el proceso es más activo en la tierra que en los océanos.
Así lo indicó un estudio publicado en la revista Nature Climate Change y dirigido por Yulong Zhang, de la Universidad de Duke.
Utilizando diversos tipos de datos satelitales, los investigadores crearon un mapa completo de la actividad fotosintética.
Los satélites pueden medir la cantidad de clorofila presente en las hojas o microorganismos y, sobre esa base, determinar la actividad molecular en curso.
La fotosíntesis es el método más extendido en la naturaleza para producir energía a partir de la luz solar y, por esa razón, los organismos fotosintéticos constituyen la base principal de todas las cadenas alimentarias.
Medir la fotosíntesis es un excelente indicador para cuantificar la salud de los ecosistemas y, al mismo tiempo, permite medir la cantidad de CO2 que se absorbe o libera cada año: un factor clave para predecir el cambio climático.
A partir de esos datos, los investigadores detectaron un aumento significativo de la fotosíntesis, que corresponde a un incremento en la absorción de 0.2 mil millones de toneladas de CO2 al año entre 2003 y 2021. Esa tendencia es generalizada tanto en las regiones templadas como en las septentrionales.
Durante el mismo período, se identificaron una disminución general de la actividad marina de aproximadamente 0,1 mil millones de toneladas de carbono al año.
Esa reducción se produjo principalmente en los océanos tropicales y subtropicales, en particular en el Océano Pacífico.
«El cambio hacia una mayor producción primaria terrestre fue impulsado principalmente por las plantas en latitudes más altas, donde el calentamiento prolongó las temporadas de crecimiento y generó temperaturas más favorables», afirmó Wenhong Li, uno de los coautores del estudio.
En los mares, el calentamiento habría tenido el efecto contrario, reduciendo la actividad del fitoplancton en las regiones tropicales y subtropicales.
ANSA / CubaSí