“Lo que une a Rusia y Bolivia es más fuerte que la distancia: es el amor por nuestras culturas, la memoria de nuestros pueblos y la certeza de que en la diversidad encontramos unidad”, afirmó el embajador de la nación eurasiática en Bolivia, Dmitry Verchenko.
Añadió el diplomático que Rusia y el país altiplánico son naciones hermanas en su diversidad: nos une el orgullo por nuestras raíces, la fuerza de nuestras tradiciones y el respeto por la identidad de cada pueblo.
Fue ese precisamente el contenido de la exposición fotográfica auspiciada por la Sociedad Geográfica Rusa que ofreció un recorrido visual por la diversidad de más de 190 pueblos y nacionalidades que habitan la Federación de Rusia.
Las instantáneas mostraron las tundras árticas del Yamalo-Nenets y las montañas sagradas del Altai hasta el multicolor Cáucaso.
Asimismo, el recuento gráfico exhibió las extensas tierras siberianas, los rostros, vestimentas tradicionales, rituales, paisajes y creencias que componen el mosaico cultural del país más extenso del planeta.
Especial énfasis puso el conjunto fotográfico en la convivencia pacífica de distintas religiones (cristianismo ortodoxo, islam, budismo y chamanismo) y en la preservación de las tradiciones ancestrales.
Un agradecimiento especial expresó el embajador a la Sociedad Geográfica Rusa y a la Casa Rusa en Argentina por su colaboración en la organización de esta muestra.
Durante las semanas en que la exposición permaneció abierta, los asistentes al Museo Costumbrista disfrutaron las actuaciones de reconocidos artistas como Christopher Marne (violín, egresado del Conservatorio de Kazán); Casandra Urquidi (violín, formada en el Conservatorio de Rostov) y Gery Ticona (concertino).
Ellos se unieron para interpretar al público boliviano el Vals y la Polka, del genio musical ruso Dmitri Shostakóvich.