
La epidemia de cólera que afecta a Sudán se propaga rápidamente en los campamentos de refugiados en el vecino Chad. Fuentes médicas alertan sobre un aumento en los casos entre los miles de sudaneses que han buscado refugio en el país. En julio, la provincia de Ouaddai, en el este de Chad, registró 938 casos de cólera y más de 60 muertes, según el Ministerio de Sanidad.
En el campo de refugiados de Dougui, en la misma provincia mencionada, que alberga a unos 20.000 sudaneses, la enfermedad cobró la vida de cuatro personas en julio. De acuerdo con la Agencia de las Naciones Unidas para los Refugiados (ACNUR), escaparon de la guerra en Sudán, pero “ahora el cólera amenaza sus vidas”.

Previamente, la Organización Mundial de la Salud (OMS) advirtió sobre este riesgo debido al flujo constante de refugiados. Chad alberga cerca de un millón de sudaneses que huyen de una guerra (entre el ejército y las Fuerzas de Despliegue Rápido), que ha dejado decenas de muertos y ha desplazado a 13 millones de personas.
La emergencia de cólera en Sudán del Sur ha alcanzado niveles críticos. Desde finales de 2024, se han confirmado más de 88.000 casos, afectando a más de 40.000 niños, de los cuales 20.000 son menores de cinco años.
La cifra de muertes supera las 1.500, con un tercio de las víctimas siendo menores de 14 años. Entretanto, la organización humanitaria World Vision manifestó una preocupación por la peligrosa combinación de enfermedad, hambre y desplazamiento.
El brote se ha extendido a 55 de los 79 condados de Sudán del Sur y se ha visto intensificado por la temporada de lluvias. Una reunión interministerial calificó la situación como una “emergencia multisectorial” debido a las inundaciones, el desplazamiento y la falta de acceso a servicios básicos, lo que aumenta el riesgo para los niños que viven en campamentos superpoblados.