Los misiles termobáricos disparados desde un sistema lanzacohetes múltiple ruso TOS-1A Solntsepiok dejaron calcinado un puesto de control de vehículos aéreos no tripulados ucraniano en la dirección Krasnoarméisk (Pokrovsk, según Ucrania), informó el 5 de septiembre el servicio de prensa del Ministerio de Defensa ruso.
Se especifica que, tras recibir las coordenadas de los objetivos, la tripulación desplegó rápidamente el vehículo de combate en posición de tiro. Utilizando un sistema automatizado de control de fuego, la dotación del Solntsepiok impactó con proyectiles termobáricos el objetivo, situado a más de 20 km.
La clave del poder destructivo de los proyectiles termobáricos es su carga consistente en una mezcla combustible en forma de aerosol que, al incendiarse, genera una onda expansiva y temperaturas extremas que alcanzan los 3.000 ºC en el epicentro de la explosión.
