
La ofensiva militar de Israel sobre la Franja de Gaza se intensificó este sábado, dejando al menos 62 muertos y forzando el desplazamiento de 6.000 personas, según reportes de autoridades palestinas.
Los ataques se concentraron en zonas residenciales densamente pobladas, muchas de ellas convertidas en refugios improvisados para familias previamente desplazadas.
Desde el viernes, más de 14 edificaciones han sido destruidas en el oeste de la ciudad de Gaza, entre ellas rascacielos, escuelas administradas por Naciones Unidas y moradas de gran altura. La Torre Mushtaha y la Torre Al-Soussi han sido objetos de estos ataques. Ambos inmuebles funcionaban como refugio para decenas de familias que ya habían sido desplazadas en múltiples ocasiones.
De acuerdo con un corresponsal local, los ataques responden a una estrategia que “hace que las condiciones en Gaza sean intolerables e incapaces de sustentar la vida humana”. Esta última ofensiva, iniciada el sábado, está orientada a intensificar la presión sobre áreas altamente habitadas.
Sin alternativas seguras, muchos gazatíes se ven obligados a vivir en tiendas de campaña, regresar a viviendas previamente bombardeadas o sobrevivir entre los escombros, expuestos a nuevos bombardeos.
El saldo más reciente asciende a 74 muertos y 205 heridos, aunque las cifras podrían aumentar debido a los cuerpos sepultados bajo los escombros, imposibles de recuperar por los equipos de rescate ante el constante fuego.
Según el Ministerio de Salud palestino, desde el inicio del conflicto en octubre de 2023, se han registrado más de 164,264 heridos, en su mayoría civiles.