Al intervenir el jueves último en la sesión 80 de la Asamblea General de Naciones Unidas (ONU), el presidente Luis Arce deploró el despliegue de una poderosa escuadra naval del Pentágono incluido un submarino nuclear, ocho mil marines y mil 200 misiles de tipo Crucero, además de endurecer las represalias unilaterales contra Cuba y Venezuela.
Durante su discurso en Nueva York, Arce alertó acerca de la creciente presencia de la Quinta Flota del Comando Sur estadounidense en aguas del Caribe, a la cual calificó como una acción “provocadora del imperialismo” bajo el argumento de combatir el narcotráfico.
“La amenaza de muerte acecha América Latina y el Caribe. La Quinta Flota norteamericana, dependiente del Comando Sur, está movilizada con un potencial bélico que contempla desde lanchas patrulleras hasta misiles, pasando por aviones, helicópteros y submarinos, usando el pretexto de que ese espacio marítimo está siendo utilizado contra la seguridad nacional de los Estados Unidos”, dijo el mandatario.
Aseguró que estas acciones tienen dos propósitos fundamentales: intervenir en Venezuela y evitar el avance de un mundo multipolar.
“Lo que en realidad pretende Estados Unidos es darle a nuestra región el papel de dique de contención frente a la edificación de un mundo multipolar y someterla a sus intereses”, sostuvo.
Al respecto, rechazó la legitimidad del argumento antidrogas que suele utilizar Washington como justificación para sus operaciones en el hemisferio.
“Si fuera verdad -razonó el jefe de Estado-, empezarían a enfrentar efectivamente ambos hechos dentro de su propio país, donde la demanda de consumo de drogas es alta y en ascenso, y donde existen distintas modalidades de crimen organizado”.
Además de la amenaza castrense, Arce se refirió al bloqueo económico, comercial y financiero impuesto contra Cuba desde hace más de seis décadas, política agresiva que calificó de “acción devastadora” con graves consecuencias para el pueblo cubano.
“Ya son miles de millones de dólares que Estados Unidos le debe al Estado cubano por los efectos de estas unilaterales medidas. Todo esto se explica por el rechazo del imperialismo a la primera revolución socialista en la región, que no ha sido ni será destruida”, enfatizó. Reiteró el dignatario en su última intervención en la ONU como jefe de Estado el llamado a declarar al mundo territorio de paz.
“Desde el Abya Yala, nombre indígena del continente americano y del Caribe -remarcó el mandatario-, nos declaramos Zona de Paz en la II Cumbre de la Comunidad de Estados Latinoamericanos y Caribeños (Celac) en 2014 en La Habana”.
Subrayó que las naciones de la región cumplen ese mandato autoimpuesto, “aun teniendo en cuenta las diferencias ideológico-políticas en varios temas y respecto a problemas fronterizos y de ocupación territorial hasta ahora no resueltos”.
Describió Arce que ese resultado se logró “invirtiendo la ecuación de los estrategas del Pentágono, que es la paz y no la guerra la que guía las relaciones internacionales”.
Fue reiterativo al recordar que desde 2022 hizo el llamado para que en una Asamblea General de la ONU se declare al mundo como territorio de paz.
“Han pasado once años desde aquella histórica declaración de la Celac y tres años desde ese pedido que hice en esta Asamblea, y no solo que no hemos declarado al mundo como zona de paz, sino que enfrentamos la dura realidad de ver como la muerte es el sello que se va usando con normalidad en las relaciones internacionales”, lamentó. A la par de estos males, el jefe de Estado de Bolivia denunció que también se abre paso la amenaza del fascismo, en cualquiera de sus variantes, para explotar y dominar a los pueblos en el momento actual.
Precisó Arce en la ONU que la actual dinámica geopolítica planetaria está vinculada a lo que denominó “neocolonialismo” y propuso acciones institucionales y vinculantes para solucionar este entuerto.