Esta acción forma parte del paro nacional convocado por la Confederación de Nacionalidades Indígenas del Ecuador (Conaie) luego de que el Ejecutivo eliminara el subsidio al diésel y el precio de ese combustible apsara de 1,80 a 2,80 dólares por galón.
Los manifestantes marcharon con banderas y carteles de forma pacífica en ese territorio de la sierra norte ecuatoriana y exigieron la liberación de los detenidos en movilizaciones anteriores esta misma semana.
“Somos resistencia, no somos terroristas” decía una de las pancartas en la marcha de este sábado.
Por otro lado, en el cantón Cayambe, provincia de Pichincha, también cientos de ciudadanos recorrieron las calles para expresar su descontento con las medidas gubernamentales.
El presidente de la Conaie, Marlos Vargas, desmintió rumores sobre el fin del paro nacional y aseguró que “la lucha sigue”.
En un pronunciamiento desde Imbabura, Vargas expresó que “hay unidad, firmeza y convicción” y negó haber sido retenido por pobladores de la parroquia San Rafael.
El dirigente dio a conocer las exigencias del movimiento indígena, entre ellas ratificó su exigencia de derogar el Decreto Ejecutivo 126, mediante el cual Noboa eliminó el subsidio al diésel y, según afirman, eso elevará el costo de la vida.
Además, la organización demandó la liberación de los detenidos en las protestas y pidió el fin de la represión y la criminalización de quienes salen a las calles con reclamos de salud, educación y trabajo digno.
El movimiento indígena se pronunció también contra el extractivismo en sus territorios y adelantaron su rechazo a la consulta popular del próximo 16 de noviembre.
Este viernes, Noboa reiteró su negativa a dialogar porque, en su opinión, eso “atentaría contra la democracia” ya que considera que la mayoría no respalda el paro convocado por la Conaie.
En una entrevista con el canal Ecuavisa, el mandatario señaló que la Policía y el Ejército se encargarán de retomar el orden y mencionó que hay informes de inteligencia sobre personas que participan en el bloqueo de vías que reciben dinero de grupos delincuenciales.
“Ahora vemos que muchos están conectados a la minería ilegal, con el crimen organizado. Hemos visto a miembros del Tren de Aragua, narcoterroristas que lanzan piedras a los policías”, dijo el presidente, para quien de esa manera “la protesta deja de ser social y pacífica, y se vuelve violenta”.
Mientras los manifestantes están en las calles, el gobernante lidera eventos de entrega de ayudas económicas y productivas para los indígenas, comuneros y campesinos.