Según la Confederación General del Trabajo (CGT), alrededor de 600 mil personas participaron en las manifestaciones en el nivel nacional, cifra que el Ministerio del Interior rebajó a 195 mil, 24 mil de ellos en París.
Hace dos semanas los sindicatos reivindicaron un millón de trabajadores en la calles, mientras que las autoridades dijeron registrar la mitad, diferencias entre las fuentes que son habituales en suelo galo en este tipo de escenario.
La intersindical llamó a protestar en reclamo de un plan de presupuesto alejado de la austeridad y del ataque al bolsillo de los trabajadores y la exigencia de la eliminación de la reforma de la jubilación, que extendió la edad de retiro de 62 a 64 años, demandas que el primer ministro Sébastien Lecornu no parece dispuesto a satisfacer.
Los sindicatos fueron recibidos hace unos días por el recién nombrado jefe del Gobierno, como parte de sus consultas para elaborar el presupuesto, después de que con la caída el 8 de septiembre de su predecesor, François Bayrou, a quien la Asamblea Nacional le negó la confianza, naufragó su plan, que incluía 44 mil millones de euros en recortes y ahorros.
De acuerdo con los gremios, Lecornu no tiene intenciones de tomar distancia de la austeridad impulsada por Bayrou, lo cual explica la convocatoria a protestar por segunda vez en los últimos 15 días.
La jornada tuvo entre sus acciones huelgas en el transporte público, la función pública, la salud y la educación, en general también con una menor respuesta al compararla con lo sucedido el 18 de septiembre.
El primer ministro debe presentar en los próximos días su plan, así como realizar su discurso de política general frente a la Asamblea Nacional, donde han sido derrocados sus dos últimos antecesores, Michel Barnier en diciembre pasado y Bayrou hace cerca de cuatro semanas.