
El Tratado de Asociación Estratégica Integral entre Rusia e Irán entró en vigor este 2 de octubre y abarca ámbitos como la cooperación militar, económica y energética.
Firmado en enero por los presidentes Vladímir Putin y Masoud Pezeshkian, esta alianza de largo plazo está destinada a transformar los equilibrios globales.
El acuerdo, válido por 20 años y renovable automáticamente, establece mecanismos de protección frente a sanciones unilaterales, impulsando sistemas de pago independientes y el comercio en monedas nacionales.
También abre un frente de alianza energética, con proyectos nucleares y de hidrocarburos, al tiempo que fija la exclusión de la OTAN y cualquier presencia militar extranjera en el Mar Caspio.
En el área militar, incluye ejercicios conjuntos, el intercambio de inteligencia y tecnología, así como una cláusula de seguridad que compromete a Moscú y Teherán a no apoyar a agresores contra la otra parte.
La firma de este tratado responde a la creciente presión de sanciones y bloqueos impuestos por Estados Unidos y sus aliados.
La alianza Rusia- Irán marca un nuevo nivel de coordinación entre países libres y soberanos, que articulan posiciones en escenarios clave como Oriente Medio, Asia Central y el Cáucaso.
Según analistas, se trata de un paso que profundiza la transición hacia un orden multipolar, donde potencias emergentes desafían abiertamente la arquitectura global dominada por Washington.
La cooperación incluye áreas sensibles como la ciberseguridad, la infraestructura tecnológica y la coordinación en foros internacionales para frenar iniciativas occidentales.