El buque de guerra USS Gravely (en la imagen) «llevará a cabo entrenamientos conjuntos con la Fuerza de Defensa de Trinidad y Tobago», indicó el ministerio de Exteriores del país insular en un comunicado.
El buque partirá el 30 de octubre.
«La presencia de las fuerzas militares estadounidenses en Trinidad y Tobago pone de relieve el compromiso de Estados Unidos con la seguridad regional y la cooperación en el Caribe», añadió el comunicado.
“No creo que vayamos a pedir necesariamente una declaración de guerra, creo que simplemente vamos a matar a las personas que traigan drogas a nuestro país”, expresó Trump, para alimentar a las terminales mediáticas que lo secundan sin rechistar ni mucho menos investigar qué hay detrás del asedio en el Caribe a Venezuela.
Trump en su teatro-excusa para contentar a sus fieles (y sus medios) dijo que la lucha contra los cárteles es como una guerra, asegurando que “los cárteles están librando una guerra contra EE.UU.” y que su administración busca “eliminar” esta amenaza, no solo mitigarla. “Bajo la Administración Trump, finalmente estamos tratando a los cárteles como la principal amenaza a la seguridad nacional que realmente representan”, sostuvo. Desde agosto, EE.UU. ha intensificado la militarización del Caribe y el Pacífico, desplegando buques y aviones de guerra cerca de Venezuela bajo el pretexto de operaciones antinarcóticos.
Estados Unidos movilizó en agosto destructores, un submarino y barcos con fuerzas especiales en aguas internacionales del Caribe, con el supuesto propósito de combatir el tráfico de drogas.
«¡No crazy war!, No a la guerra loca, ¡No crazy war!», «Venezuela quiere paz», dijo Maduro el jueves. La movilización militar estadounidense ha dejado hasta ahora 37 muertos en nueve bombardeos a presuntas lanchas con drogas en aguas internacionales del Caribe y el Pacífico. Datos del sitio web de seguimiento del tráfico aéreo Flightradar24 mostraron el jueves un bombardero B-1B acerándose a la costa venezolana, antes de virar hacia el norte.


