Cuba celebró los 50 años de la independencia de Angola y de una amistad agigantada en el tiempo

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El Presidente del Consejo de Defensa Nacional, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, encabezó el acto de conmemoración del aniversario 50 de la independencia de Angola, y de las relaciones diplomáticas con Cuba

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La independencia de Angola fue un hito de libertad que resonó en los confines de África y del mundo. Foto: Estudios Revolución

Alina Perera Robbio (Granma).— El mar los separa; es una distancia física. Pero hay lazos históricos y emocionales que hacen de Cuba y de Angola dos naciones hermanas, dos integrantes de una familia única.

Es lo que dijo a esta reportera, cierta vez, un joven africano: la sangre es más fuerte que el agua. Y esa sentencia de intensidad emergió hermosa, este martes en la tarde, mientras desde el Palacio de la Revolución se celebraba el acto de conmemoración del aniversario 50 de la independencia de Angola y de las relaciones diplomáticas con la Mayor de las Antillas.

Desde el Salón Portocarrero, y con la presencia del Presidente del Consejo de Defensa Nacional, Miguel Díaz-Canel Bermúdez, fue hermoso escuchar, en voz del general de Cuerpo de Ejército Álvaro López Miera –miembro del Buró Político y ministro de las Fuerzas Armadas Revolucionarias–, que «ayer compartimos en las trincheras», y que hoy «nos enorgullece que Angola es el país africano donde Cuba tiene la colaboración más diversa y numerosa».

Momentos antes de que comenzara el acto de conmemoración –que contó con otros miembros del Buró Político, con dirigentes del Partido, el Gobierno, la Unión de Jóvenes Comunistas, las organizaciones de masas, el Ministerio de Relaciones Exteriores, las Fuerzas Armadas Revolucionarias, el Ministerio del Interior, el Instituto Cubano de Amistad con los Pueblos, entre otros invitados– el Presidente Díaz-Canel sostuvo un cálido saludo con representantes del cuerpo diplomático, quienes habían llegado para participar en la celebración.

En el protocolar Salón de los Próceres, el dignatario se encontró con amigos de Angola, Yibuti, El Congo, Guinea-Bissau, Cabo Verde, Sudáfrica, Jamaica, Namibia, Mozambique, y Guinea. A ellos, Díaz-Canel les expresó: «Además de saludarlos, tengo la encomienda de Raúl –quien sabía que ustedes iban a estar en el acto– de darles un saludo y un abrazo».

Fue ese el preludio de la ceremonia en el Salón Portocarrero, donde también se encontraba presente el excelentísimo señor Carlos Cruz de Lemos Sardinha, embajador extraordinario y plenipotenciario de la República de Angola en Cuba.

En los primeros momentos se recordó que el pasado 6 de noviembre, en acto encabezado por el presidente de la hermana nación angolana, Joao Manuel Gonzálves Lourenco, fueron entregadas medallas de la clase «Honor», máxima distinción, al Comandante en Jefe Fidel Castro Ruz y al General de Ejército Raúl Castro Ruz, líder al frente de la Revolución Cubana.

Cuando el embajador Carlos Cruz de Lemos Sardinha compartió un discurso marcado por el cariño, dijo que le embargaba la emoción por el hecho de tener la responsabilidad, como representante de su nación en el país caribeño. A sus «hermanas y hermanos de la bella Isla», extendió sentida gratitud por la actividad conmemorativa; y recalcó que Cuba siempre ha brindado a la nación africana el máximo apoyo.

El diplomático dedicó palabras a una amistad entre dos pueblos, la cual no ha tenido como impedimento, dijo, la distancia geográfica. Recordó a los cubanos que cruzaron el Atlántico para luchar por Angola, y dijo que las nuevas generaciones deben conocer cómo fue que la Isla apoyó a la nación africana en un duro momento, y a pesar de que ya el país caribeño sufría las consecuencias del bloqueo imperial.

Dio gracias a Cuba por su ejemplo de solidaridad, y por seguir firme. Y a todos los presentes, aseguró que el esfuerzo y el sacrificio del país caribeño en favor de Angola no fueron en vano.

Las palabras centrales estuvieron a cargo del general de Cuerpo de Ejército Álvaro López Miera, quien dijo, al comienzo de su discurso: «Nos reunimos hoy para conmemorar el aniversario 50 de la proclamación de la independencia de Angola, un hito de libertad que resonó en los confines de África y del mundo.

«El 11 de noviembre de 1975 Angola, la más extensa y rica de las colonias portuguesas, rompió las cadenas del colonialismo, con la dignidad y el coraje de sus hijos, para alzarse soberana y escribir una página imperecedera de la liberación y descolonización africana».

El miembro del Buró Político rememoró que esa independencia se proclamó bajo el asedio, desde el Norte, del ejército zairense, con fuerzas mercenarias reforzadas por la maquinaria bélica sudafricana, que intentaban ocupar Luanda; y de columnas blindadas de la Sudáfrica segregacionista, que por el sur avanzaban rápidamente, en igual carrera por conquistar la capital.

Dijo el Ministro de las FAR que el pueblo de Cuba respondió al llamado fraterno porque, como expresó Fidel, «ser internacionalistas es saldar nuestra propia deuda con la humanidad». Foto: Estudios Revolución

«En ese momento de gestación de la Angola soberana y libre –añadió Álvaro López Miera–, combatientes internacionalistas cubanos, bajo la guía de Fidel, acudieron al llamado del presidente del mpla, el doctor Agostinho Neto, para apoyar la lucha contra las fuerzas invasoras que pretendían ahogar el grito de independencia.

«Esta epopeya solidaria, iniciada por 480 instructores militares cubanos en el verano de 1975, tomó forma con la Operación Carlota, que comenzó semanas después, un 5 de noviembre, y cuyo cincuentenario celebramos hace unos días».

Dijo el Ministro de las Fuerzas Armadas Revolucionarias que los combatientes y el pueblo de Cuba respondieron al llamado fraterno porque, como dijo Fidel, «ser internacionalistas es saldar nuestra propia deuda con la humanidad».

En otro momento de su discurso, el alto jefe militar afirmó que «la independencia de Angola y el enorme sacrificio de su pueblo por preservarla, transformó a esta hermana nación en faro de esperanza para los pueblos oprimidos, símbolo de resistencia y defensa a ultranza por la emancipación, y también de desarrollo económico y social».

Porque Cuba sigue tendiendo su mano internacionalista en los hospitales, en las aulas, en el sector de la construcción y en otros ámbitos, el orador aseguró que «la Operación Carlota no terminó; se transformó. El sacrificio y el legado de los que combatieron late en cada proyecto de cooperación y en cada mirada de agradecimiento».

El arte –ese que también cruzó el Atlántico para dar apoyo espiritual a las tropas cubanas durante aquella epopeya inolvidable– formó parte este martes, igualmente, del acto de conmemoración. Así, dos artífices de sumo prestigio acompañaron la emotiva tarde: la musicalísima Beatriz Márquez, y el tresero Pancho Amat.

Fuente: granma.cu

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