Un mes después del V Encuentro Mundial de los Movimientos Populares, las organizaciones sociales de base intensifican sus acciones a nivel global para exigir el cumplimiento de los acuerdos firmados en Roma durante octubre y ampliar las luchas por el derecho a la tierra, techo y trabajo como pilares de la justicia social, que continúan guiando movilizaciones en múltiples países.
La alianza estratégica entre estos movimientos y el Vaticano se ha fortalecido en las últimas semanas, con comisiones de trabajo establecidas para implementar las propuestas aprobadas durante el encuentro que contó con el apoyo del Papa León XIV y del cual emanó una declaración conjunta.
De acuerdo con ese documento, las organizaciones de base organizarán protestas coordinadas en América Latina, África y Asia para exigir la cancelación de deudas externas y el respeto a derechos laborales universales.
El cardenal Michael Czerny, prefecto del Dicasterio para el Servicio del Desarrollo Humano Integral del Vaticano, confirmó esta semana que se mantiene el diálogo permanente con los movimientos, cumpliendo con el compromiso establecido en la plenaria final del encuentro.

«El canal de comunicación sigue abierto para construir juntos las soluciones que necesitan las periferias», declaró Czerny.
La actual agenda de movilizaciones coincide con las sesiones de la Conferencia de Naciones Unidas sobre el Clima (COP30), donde los movimientos populares buscan presentar una posición unificada frente a la crisis climática desde la perspectiva de los pueblos, rechazando lo que denominan «falsas soluciones que mercantilizan la naturaleza».
La visita a la tumba del Papa Francisco en Santa María la Mayor, realizada el 25 de octubre, se ha convertido en punto de referencia simbólico para las nuevas generaciones de activistas que ven en el proceso iniciado en 2014 una hoja de ruta para lo que denominan «la construcción de un nuevo orden social basado en la plena dignidad humana».
Durante el Encuentro Mundial de los Movimientos Populares se abordaron temas urgentes como los más de 50 conflictos armados activos a nivel global, las crecientes desigualdades económicas, la precariedad laboral, el drama de la migración, la intensificación de discursos de odio hacia los más pobres, la necesidad de justicia climática y medioambiental, y la sobreexplotación de los minerales necesarios para la nueva tecnología y el armamentismo por el modelo capitalista depredador.


