
Un experto de la Organización de las Naciones Unidas (ONU) Julius van der Walt, jefe del Programa de Acción contra Minas (Unmas) en los Territorios Palestinos, destacó que más de dos años de intensos ataques israelíes provocaron una contaminación explosiva que afecta la ayuda humanitaria y hace peligrosas las labores de reconstrucción afectando no solo a los habitantes.
El funcionario explicó que los equipos de la ONU se enfrentan al peligro casi a diario, mientras las familias desplazadas corren grandes riesgos. Lamentó que los niños son el grupo más vulnerable, debido a su curiosidad por tocar municiones sin percatarse del peligro.
Van der Walt afirmó que la pequeña superficie geográfica y la alta densidad poblacional de Gaza hacen que evitar los restos explosivos sea casi imposible, lo que podría provocar grandes desastres. La situación es más complicada en comparación con otras áreas de conflicto como Siria y Líbano.
A principios de este año, Unmas estimó que del 5% al 10% de las bombas lanzadas por Israel contra el territorio no detonaron. El jefe de la Oficina de Medios del Gobierno en Gaza, Ismail al-Thawabta, denunció que unos 20.000 misiles, bombas y municiones de gran calibre están desperdigados en el enclave costero tras la agresión israelí, que convirtió la zona en «un campo minado sin señalizar».
Por su parte dias anteriores, el movimiento Hamás reclamó apoyo internacional urgente para eliminar los artefactos israelíes sin explotar en la Franja de Gaza, calificándolos como «bombas de tiempo que podrían explotar en cualquier momento».
La urgencia se fundamenta en la alerta de la Dirección General de la Policía gazatí sobre un niño que sufrió heridas leves por la explosión de un «objeto remanente de la ocupación» en la zona costera norte. La amenaza de estos restos explosivos es inmediata y grave, especialmente para los niños.
La ONU subrayó que al menos 92 personas murieron o resultaron heridas por estos artefactos entre octubre de 2023 y enero de 2025. El portavoz de UNICEF, Ricardo Pires, afirmó que desde la entrada en vigor del alto al fuego, en octubre, al menos 67 niños fueron asesinados en incidentes relacionados con el conflicto, a un promedio de casi dos niños al día, lo que evidencia que el peligro persiste pese al compromiso de detener la violencia. Se estima que podrían pasar hasta 14 años antes de que Gaza esté completamente libre de bombas sin detonar.


