Se dice que los muertos no dan problemas. No es verdad. La OTAN está muerta -la paliza que está recibiendo en el país 404, antes conocido como Ucrania, es de las que hacen época- y, por lo tanto, actúa como un muerto viviente. Todavía puede matar. Lo mismo pasa con el zombi conocido como Unión Europea. Todavía hay mucha gente ilusa que diferencia entre la gente del zombi y su «liderazgo político». Yo no. Los segundos son psicópatas drogadictos y los primeros somos borregos. Tal para cual.
En cualquier caso, lo que conocemos como UE acaba de volar en pedazos. ¡Bum, bum, bum! Espero que esas explosiones se nos lleven también a nosotros porque nos lo merecemos.
El jueves, con nocturnidad pero sin alevosía, porque lo venían anunciando desde hace mucho tiempo, 25 de los 27 países del zombi europeo aprobaron la congelación indefinida de los activos rusos existentes en los bancos europeos y que superan los 200.000 millones de euros. Es la primera vez en la historia del zombi europeo que se rompe la unanimidad en las decisiones relevantes, y esta lo es. Los dos únicos votos en contra han sido los de Hungría y Eslovaquia.
Se ha utilizado una argucia «legal», el artículo 122 del tratado europeo, que permite esto, la «mayoría cualificada», en una «situación de emergencia económica». En concreto, este artículo afirma que «en particular si surgen graves dificultades en el suministro de determinados productos, en particular en el sector energético». El incremento de los precios, la dificultad para conseguir la materia prima, todo es consecuencia de las decisiones europeas, voluntariamente tomadas porque el gas y el petróleo ruso eran baratos y llegaban con regularidad. Fueron los europeos quienes renunciaron a ello con las sanciones, ilegales, según el derecho internacional sobre el que otra vez se han meado, y que tras 19 rondas impuestas no han servido para nada. Solo para hacer el reconocimiento más claro de que el conflicto en el país 404, alentado por todo el mundo occidental, impulsado por EEUU y seguido sin rechistar por sus vasallos, entre otros los europeos, está haciendo trizas a Europa en todos los ámbitos y no especialmente los económicos, aunque también.
Aquí, como en las sentencias, ha habido «votos particulares», en este caso de Italia, Bélgica, Bulgaria y Malta y solo para que conste que lo han votado «por disciplina y colaboración». Es una mierda de «voto particular», pero ya es más de lo que ha hecho «el gobierno más progresista de la historia» español.
Según el derecho internacional, ese en el que se mea permanentemente Occidente, los activos soberanos de un país sólo pueden ser confiscados en dos casos: por decisión del Consejo de Seguridad de la ONU en virtud de sanciones internacionales, o por un tribunal militar, lo que sólo puede llevarse a cabo en el lado perdedor de un conflicto.
Por lo tanto, lo que se ha hecho es una bomba en la línea de flotación de la muy «democrática» Europa y sus más «democráticos valores». Con esta votación el mal llamado «Estado de derecho» llega a su fin. Ya no más moralinas al respecto. En lugar de garantizar el cumplimiento de los tratados de la UE, la Comisión Europea los ha volado por los aires. ¡Bum, bum, bum! Lo ha hecho para continuar la guerra con Rusia en el país 404, una guerra que claramente no puede ganar.
Y si no gana la batalla bélica, tampoco lo va a hacer con la financiera. Con esta decisión nocturna y sin alevosía no solo se evita el tener que renovar el robo de los fondos rusos cada seis meses, como pasaba hasta ahora, sino que al anunciar que se hace «indefinidamente» se indica bien a las claras que Rusia nunca los recibirá aunque se inicia una «batalla legal», que ya está en marcha, por esos fondos. Y no se va a desarrollar en Europa, donde ningún tribunal fallaría a favor de Rusia, sino en Singapur. Aquí el banco que tiene la mayoría de esos fondos, Euroclear, tiene grandes reservas y propiedades y la jurisprudencia allí es que este tipo de bienes son intocables. Pero como se han tocado ya, la reciprocidad existe y los bienes de Euroclear en Singapur pasarían a manos rusas según la legislación de este país como «garantía recíproca».
Formalmente hay una cumbre europea prevista para los días 18 y 19 de este mes y será ahí cuando la decisión será definitiva. Si Hungría y Eslovaquia se mantienen en su no, la medida no saldrá y entonces los psicópatas drogadictos de Bruselas tendrán que buscar otras vías para el robo mientras buscarán evitar a estos dos países de nuevo con otras artimañas. Si vuelven a repetir lo del artículo 122 el proceso de destrucción del zombi conocido como Unión Europea ya será definitivo. ¡Bum, bum, bum! Y también lo será el del sistema financiero occidental porque los principales inversores, básicamente árabes y chinos, saldrán corriendo hacia terrenos menos degradados moral y políticamente iniciando una fuga de capitales a gran escala.
Se dice que 90 países, además de Rusia, tienen sus fondos en bancos europeos así que va a ser más que curioso ver qué hacen ante este robo manifiesto. El precedente ya está hecho y la argumentación «legal», también. Se ha vuelto a pisotear el derecho internacional, ese que le sobra al Occidente neocolonial y por eso habla de «orden internacional basado en reglas», su orden y sus reglas, de la misma manera que lo hace EEUU en su agresión a Venezuela o el que lleva 80 años haciendo el IV Reich sionista, antes conocido como Israel, en su agresión a Palestina. Pero esto es Occidente, el muy «democrático» Occidente.
Lo más alucinante es que los psicópatas que nos gobiernan, porque nos dejamos, han dicho que este robo nocturno, aunque sin alevosía, es «una señal clara a Moscú». ¿De qué? El Kremlin está lleno de euroatlánticos que se deshacen por un retorno al buen rollito con Occidente (por eso son tan modositos en su respuesta a Occidente), pero que con iniciativas como esta se quedan todavía más sin argumentos. La señal no es a Moscú, sino al resto del mundo: vuestro dinero ya no es seguro, si es que alguna vez lo fue tras los robos efectuados con anterioridad a Venezuela e Irán. El paso dado ayer es directo hacia el abismo que va a fomentar aún más la decisión de abandonar el dólar y el euro y la creación de infraestructuras independientes de Occidente. ¡Bum! Vamos a ver a partir de ahora cuánta confianza hay en el euro, por ejemplo, que ya está de capa caída en el comercio internacional, habiendo sido superado por el yuan chino en el famoso SWIFT occidental (y eso que el comercio chino con Rusia y otros 28 países, incluidos los que forman parte de los BRICS, ya no pasa por esta plataforma occidental).
Rusia, por supuesto, ya ha anunciado contramedidas porque hay muchos intereses económicos europeos en su territorio y que se estiman en una cantidad parecida a lo que se acaba de robar: unos 180.000 millones (33.000 de ellos pertenecientes a Euroclear), un poco por debajo de esos 200.000 robados por los europeos. Rusia, esos euroatlánticos del Kremlin, ha preferido actuar después de que todo esto se haya hecho por dos razones: porque a sí se cargan de razón dado que es la otra parte la que ha actuado primero, y porque no ha creído hasta ahora que algo así podía hacerse. Es evidente que se haría, de ahí que diga que se ha hecho sin alevosía, pero también ha dejado claro que Europa es un participante activo en el conflicto, un participante activo en todos los niveles.
Queda claro que el mundo no occidental ve un Occidente rapaz y sin principios, sin moralidad, sin fiabilidad y con una visión típicamente neocolonial de un mundo, su mundo, que se desmorona. Ya lo dijo Lenin: «toda guerra está inextricablemente ligada al orden político del que surgió». Lo del país 404 es un conflicto por la hegemonía, y Rusia está destruyendo la hegemonía occidental en favor del nuevo orden multipolar. Por eso la resistencia suicida de Occidente.
Lo sorprendente es que los borregos, nosotros, asumimos todo esto en medio de salarios y pensiones de miseria, de desempleo, de contratos basura, de privatización asesina de los servicios sociales, de la sanidad, de la educación. Y todo embellecido con el olor de la mierda que cada día despliega el estercolero mediático. Pero todavía hay margen para seguir cortando el sanchichón público, ya escaso, en aras del rearme y el militarismo. Del «todo por la patria» al «todo por Occidente». Porque no hay respuesta. Lamentablemente, no hay respuesta.
El Lince



