Jorge Pérez González (Prensa Latina).— El crimen ejecutado sobre las costas de Barbados, y que acabó con la vida de 73 personas -57 cubanos, 11 guyaneses y cinco coreanos-, renueva cada año la denuncia de Cuba por la impunidad que aún rodea al hecho, pese a la confesión de sus autores y las pruebas periciales que lo confirman.
Familiares de las víctimas, deportistas y población en general, acudieron este lunes a la tradicional peregrinación en el capitalino cementerio Cristóbal Colón para rendir tributo a las víctimas del atentado en el que perecieron 24 integrantes del equipo juvenil cubano de esgrima.
Los jóvenes retornaban a casa con la satisfacción de haber ganado todos los títulos en disputa en el Campeonato Centroamericano y del Caribe de la disciplina.
Cuba no olvida a los caídos en el atroz asesinato porque son el legado de la esperanza y la justicia, afirmó el secretario general del sindicato de la Industria Alimentaria y Pesca, Jorge Luís Fajardo, al intervenir en el acto ante las máximas autoridades de La Habana y del Instituto Nacional de Deportes Educación Física y Recreación (Inder). El dirigente evocó asimismo la sentencia del líder histórico de la Revolución cubana, Fidel Castro, en la despedida de duelo: “…No podemos decir que el dolor se comparte. El dolor se multiplica. Millones de cubanos lloramos hoy junto a los seres queridos de las víctimas del abominable crimen. ¡Y cuando un pueblo enérgico y viril llora, la injusticia tiembla!”
De acuerdo con investigaciones, los terroristas de origen cubano Luis Posada Carriles (1928-2018) y Orlando Bosch Ávila (1926-2011), al servicio de agencias de inteligencia de Estados Unidos, diseñaron el plan de magnicidio.
Mientras, pruebas testificales apuntan a Freddy Lugo y Hernán Ricardo como autores materiales del trágico hecho, y a la Agencia Central de Inteligencia (CIA, por sus siglas en inglés) como financista y protectora de sus agentes terroristas quienes recibieron el favor de la justicia estadounidense tras juicios amañados, absoluciones cuestionables y condenas incumplidas.