
El secretario de Estado de EEUU, Marco Rubio, excluyó explícitamente a Cuba de la ayuda humanitaria que Washington enviará a los países caribeños afectados por el devastador huracán Melissa, una decisión que contrasta con la historia de solidaridad médica internacional de la isla, cuyo gesto más emblemático fue dirigido al pueblo estadounidense tras el huracán Katrina.
El miércoles 29 de octubre, Rubio, anunció a través de la red social X que su gobierno desplegará equipos de rescate y suministros vitales para asistir a las naciones caribeñas impactadas por el huracán Melissa. En su mensaje, mencionó específicamente a Jamaica, Haití, República Dominicana y Bahamas, omitió así deliberadamente a Cuba, que también sufrió graves daños.
El Jefe de la diplomacia de Trump mantiene históricamente una postura antagonista y a favor de sanciones contra el pueblo cubano. Mientras Estados Unidos canaliza su ayuda a otros países, Cuba reporta un panorama desolador: más de 3,5 millones de personas sin electricidad, más de medio millón de personas evacuadas, pueblos incomunicados, viviendas colapsadas y cultivos anegados tras el paso del ciclón, pero con una estrategia de recuperación dirigida por el gobierno que ha decidido por encima de todo: proteger la vida.
El Contingente Henry Reeve: la mano solidaria de Cuba con el mundo
La decisión de Washington contrasta con la política de cooperación médica que Cuba ha sostenido por décadas. En septiembre de 2005, justamente tras la catástrofe del huracán Katrina en Estados Unidos, el líder Fidel Castro creó el Contingente Internacional de Médicos Especializados en situaciones de Desastres y Graves Epidemias «Henry Reeve».
Este cuerpo médico, que honra a un brigadier estadounidense que luchó por la independencia de Cuba en el siglo XIX, fue fundado con un propósito claro . El líder de la Revolución Cubana ofreció de manera inmediata al gobierno de George W. Bush el envío de 1.586 profesionales de la salud y 36 toneladas de suministros médicos para auxiliar a las víctimas en Nueva Orleans.
La administración Bush rechazó la ayuda, argumentó «desafíos logísticos» . Sin embargo, este gesto marcó el nacimiento formal de una brigada que se convertiría en un actor global humanitario.
Desde entonces, el contingente Henry Reeve ha desplegado a casi 8.000 profesionales en 22 países, para atender los efectos de 16 inundaciones, 8 huracanes, 8 terremotos y 4 epidemias graves, como el ébola en África Occidental y la COVID-19 . En reconocimiento a esta labor, la brigada recibió en 2017 el Premio Dr. Lee Jong-wook de Salud Pública de la Organización Mundial de la Salud.
Un Contraste que trasciende la geopolítica
La respuesta a las crisis del huracán Katrina y ahora del huracán Melissa dibja un contraste profundo en las prioridades de dos naciones vecinas. Por un lado, se encuentra una potencia que, guiada por diferencias políticas, decide excluir a un país necesitado de la asistencia para desastres . Por el otro, una pequeña isla que, incluso frente a la adversidad de un bloqueo económico persistente, ha institucionalizado la solidaridad, ofreciendo ayuda gratuita sin distinción de banderas, incluso a quien históricamente la ha rechazado .
Este principio se resume en las palabras de Fidel Castro al hacer la oferta en 2005: «Estaríamos honrados de enviar a nuestros médicos… Podríamos moverlos por aire en grupos de 100, y podrían llegar en 12 horas tras recibir el permiso» . Mientras, la experiencia de un superviviente de Katrina reflejaba la otra cara de la moneda: «¿Dónde estaba nuestro gobierno? Nos dejaron morir», según cuenta People Dispatch.
Una lección de humanidad en tiempos de crisis
La devastación que el huracán Melissa dejó a su paso por el Caribe exige, más que nunca, de una cooperación internacional libre de politización, si realmente lo más importante son las personas
La exclusión de Cuba de la ayuda estadounidense no solo priva a su pueblo dos veces de recursos vitales en medio de una crisis, sino que ignora el historial de un país que ha tendido la mano una y otra vez, la mejor evidencia de que la solidaridad puede ser una respuesta más poderosa. La brigada Henry Reeve, nacida de un rechazo, es el testamento vivo de que la ayuda desinteresada es, en sí misma, una forma de diplomacia.

