El momento de la verdad: Occidente ante los adelantos militares de Rusia

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Hace 2 años que las potencias occidentales tratan de mantener el mito de que están a punto de poner a Rusia de rodillas y de meter a Ucrania en la Unión Europea y en la OTAN. También aseguran que arrastrarán a Putin ante los tribunales y que obligarán a Rusia a pagar compensaciones por la guerra. Ese mito se encuentra ahora ante la dura realidad. Rusia dispone de armas devastadoras, sin equivalente en los arsenales de Occidente, armas que hacen imposible seguir abrigando alguna esperanza de que las “coaliciones” occidentales puedan alcanzar la victoria. Occidente va a verse obligado a reconocer su error.

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Thierry Meyssan (Red Voltaire).— El presidente ruso Vladimir Putin y el jefe del estado mayor de las fuerzas armadas de Rusia, el general Valery Guerassimov, anunciaron el éxito del proyecto de miniaturización de un reactor nuclear y su uso en un misil. Revelaron el ensayo exitoso del misil de tipo crucero 9M730 Burevestnik, que recorrió una distancia de 14 000 kilómetros. Este misil propulsado por un “motor” nuclear es además capaz de evitar los emplazamientos de medios antimisiles. Se trata, por consiguiente, de un misil prácticamente imposible de interceptar.

Sólo tres días después, el 29 de octubre, el presidente Putin asistió al ensayo, también exitoso, del nuevo torpedo Status-6 Poseidon, igualmente propulsado por un motor nuclear. Los investigadores militares euroasiáticos de la desaparecida Unión Soviética estimaban que mediante explosiones nucleares submarinas era posible provocar gigantescos tsunamis. Pero para lograrlo sin peligro de que los cataclismos así provocados afectaran sus propias costas, era necesario disponer de torpedos capaces de recorrer distancias muy superiores a las que podían alcanzar los torpedos existentes en aquella época. Ese es el tipo de torpedo que Rusia ha logrado desarrollar.

Los megatsunamis que esta arma puede provocar podrían devastar ciudades como Washington y Nueva York o acabar con grupos navales enteros… como los que acompañan los portaviones estadounidenses. Único inconveniente: el torpedo Status-6 Poseidon, de 21 metros, es mucho más largo que los torpedos normales y no puede ser utilizado desde los submarinos existentes, así que se necesitó un buque para lanzarlo. Sin embargo, ese aparente hándicap se ve ampliamente compensado por la capacidad del Status-6 Poseidon para navegar como un submarino no tripulado por tiempo indefinido. En todo caso, el Status-6 Poseidon garantiza a Rusia la capacidad de respuesta ante un “primer golpe” nuclear estadounidense. Hasta ahora, el primero en lanzar un ataque nuclear tenía prácticamente la certeza de poder liquidar con ese primer golpe los principales medios de respuesta del adversario atacado.

En definitiva, podría decirse que ningún arma puede ser considerada “definitiva”. Cada arma es parte, y resultado, de una serie de avances técnicos y tarde o temprano será superada por otra. Pero, en este momento, no existen medios de respuesta realmente eficaces frente al misil crucero 9M730 Burevestnik y el torpedo o drone submarino Status-6 Poseidon, como tampoco existen frente a los misiles supersónicos rusos.

En menos de 20 años, Rusia se ha dotado de un gran número de armas nuevas que superan todas las tecnologías occidentales.

En mi libro Sous nos Yeux [1] relaté que en 2012 Rusia se había comprometido a participar en la defensa de la República Árabe Siria, pero su intervención sólo se inició a finales de 2015. Durante 3 años, la industria militar rusa se dedicó a la fabricación de armas nuevas para ponerlas a prueba en el Levante. Y pude comprobar que ya entonces Rusia disponía de capacidades prodigiosas, que sobrepasaban ampliamente las proezas estadounidenses de los tiempos de la guerra fría. Por supuesto, aquellas armas eran a menudo prototipos, pero ya todos podían comprender que la dominación occidental ya no pasaba de ser una ilusión.

Por ejemplo, Rusia ya disponía de equipos capaces de “desconectar” las armas de la OTAN. No era una forma de “interferencia”, las armas simplemente no respondían a los sistemas de mando [2]. Como algunos observadores no creían aquello, Rusia extendió el sistema a toda Siria. Y como funcionaba sobre una zona circular, lo extendió parcialmente, durante 2 días, a los territorios de Líbano, Irak y Turquía [3]. Y ningún avión pudo volar. Posteriormente, Rusia instaló ese sistema en Kaliningrado y el Mar Negro [4].

Las potencias occidentales también pusieron a prueba numerosas armas, como la bomba atómica táctica que devastó el puerto de Beirut.

En 2018, o sea cuando la guerra en Siria ya había terminado, el presidente Vladimir Putin presentó al parlamento ruso su programa de armamento [5]. El presidente ruso mencionó entonces 6 armas: el misil Sarmat (capaz de salir de la atmosfera terrestre, de dar vueltas alrededor de la Tierra y de reingresar a la atmósfera en el momento deseado), el misil Kinzhal, el misil de propulsión nuclear 9M730 Burevestnik, el torpedo o drone submarino Status-6 Poseidon (también propulsado por un motor nuclear), el misil Avangard (que conjuga las características del Sarmat y del Kinzhal pero con la capacidad adicional de una gran maniobrabilidad en vuelo) y un láser antimisiles. De esas 6 armas, sólo el láser antimisiles no ha sido presentado públicamente, quizás porque todavía no está disponible.

En resumen, 5 de las 6 armas que en los años 2010 eran prototipos ya han sido incorporadas a los arsenales de las fuerzas armadas rusas, lo cual parece indicar que su producción en serie comenzó durante la guerra en Ucrania.

Occidente ha optado por el silencio. La única reacción vino del presidente estadounidense Donald Trump, quien dijo deplorar que el presidente ruso haya escogido este momento para dar a conocer esos avances militares de su país, a pesar de que, según Trump, podría suscitar un regreso a la carrera armamentista. Posteriormente, el presidente Trump anunció que Estados Unidos reanudará sus ensayos nucleares.

Y no podía hacer otra cosa. Deplorar que Rusia “reinicie la carrera armamentista” es una manera de reconocer que la investigación militar en Estados Unidos se ha quedado atrás y de dar a entender que Washington es pacífico. Anunciar que ha ordenado reanudar los “ensayos nucleares” estadounidenses es una manera de esconder la realidad y de desviar la atención del verdadero tema ya que ninguna de las nuevas armas rusas implica un avance en términos nucleares [6], sino únicamente en términos de vectores, o sea de medios capaces de transportar ojivas nucleares.

Cuando el presidente Trump dice que va a reanudar los ensayos nucleares para “mantener la paridad con Rusia y China”, se trata simplemente de una mentira: Rusia no realiza ensayos nucleares desde 1990 y China puso fin a los suyos desde 1996. En todo caso, se necesitarán al menos 2 años para rehabilitar o incluso reconstruir las instalaciones que sirvieron para la realización de ensayos nucleares en tiempos de la guerra fría, así que puede decirse que los ensayos nucleares no comenzarán, probablemente, antes de 2 años. Hasta entonces, Estados Unidos es sólo un “tigre de papel”.

Llegados a este punto, se impone abordar el fin de las hostilidades en Ucrania. Las fuerzas armadas rusas están a punto de alcanzar una victoria decisiva en la región de Donbass. No sólo van a tomar Pokrovsk sino que además van a infligir su tercera gran derrota a Andriy Biletsky –quien muy significativamente se hace llamar el “fuhrer blanco”– ya que 10 000 hombres bajo las órdenes de este personaje están rodeados en medio de la batalla de Pokrovsk. Biletsky estuvo también al mando de las tropas ucranianas en la batalla de Mariupol, con el regimiento Azov, punta de lanza de los nacionalistas integristas ucranianos. Y también era Biletsky quien dirigía los combates en la región de Donbass, a la cabeza del 3er cuerpo de ejercito ucraniano. Parece poco probable que los ucranianos sigan confiando en este cabecilla nazi después de esta sucesión de derrotas en su hoja de servicios.

Sin mencionamos aquí al “fuhrer blanco” Biletsky es porque uno de los objetivos de la operación especial rusa era neutralizar a los neonazis en Ucrania. Por otro lado, Rusia ha informado a Estados Unidos que no tiene intenciones de ceder en temas como las concesiones territoriales, la reducción de las fuerzas armadas ucranianas y las garantías de que Ucrania no será miembro de la OTAN.

Les guste o no, las potencias occidentales no están en condiciones de imponer condiciones. Solos, los europeos no están en condiciones seguir suministrando armas para continuar en Ucrania la guerra contra Rusia. El proyecto de la UE de confiscar los fondos rusos “congelados” en Bélgica para comenzar a utilizarlos de inmediato podría significar el fin de la Unión Europea. En todo caso, Bélgica, Eslovaquia y Hungría han hecho saber que no participarán en ese robo de fondos pertenecientes a un Estado soberano.

Por cierto, ni los soviéticos, considerados los grandes adversarios de la propiedad, hicieron nunca algo parecido.

El dulce sueño de la Unión Europea va a estrellarse contra la dura realidad. La UE sólo podría continuar esta guerra si traiciona los ideales que tanto ensalza. Y ya se hunde en el delirio cuando finge ignorar que la operación especial rusa no es una guerra de invasión contra Ucrania sino la aplicación legal de la resolución 2202 del Consejo de Seguridad de la ONU.

La Unión Europea se ha convencido a sí misma de que “haría pagar” a Rusia los crímenes que los occidentales cometieron o provocaron en Ucrania y haría juzgar y condenar al presidente Vladimir Putin.

Todo esto está a punto de terminar. De no ser así, la Unión Europea se verá arrastrada a la guerra contra los eslavos que Reino Unido y Alemania quisieron iniciar en 1933, con lo cual dieron lugar a la Segunda Guerra Mundial. Y los ejércitos de la Unión Europea, con sus arsenales prácticamente vacíos “gracias” al envío de sus armas a Ucrania, no tienen ninguna esperanza de poder resistir más de 2 días. Precisión importante: no se trata de inclinarse ante un nuevo amo, supuestamente Rusia, sino de que los europeos sean capaces de reconocer sus errores… antes de que sea demasiado tarde.

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[1Publicado en español bajo el título De la impostura del 11 de septiembre a Donald Trump. Ante nuestros ojos la gran farsa de las “primaveras árabes”, Grupo Orfila Valentini, México, 2018.

[2«¿Qué asustó tanto al USS Donald Cook en el Mar Negro?», Red Voltaire, 13 de septiembre de 2014.

[3«Rusia solicita a Líbano y Chipre limitación parcial de sus espacios aéreos», Red Voltaire, 21 de noviembre de 2015.

[5«El nuevo arsenal nuclear ruso restaura la bipolaridad del mundo», por Thierry Meyssan, Red Voltaire, 6 de marzo de 2018.

[6Léase “de explosiones nucleares”. Nota del Traductor.

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