Más allá del impactante lanzamiento de nueve misiles hipersónicos, Irán no usa aún una de sus principales fuerzas disruptivas ante la inminente contrarréplica de Israel: cerrar el Estrecho de Ormuz por donde atraviesa la quinta parte del petróleo global, algo que dispararía el precio del barril, afectaría la economía y quizá la reelección de Biden.