Felipe se refiere a los campos de trabajos forzados (conocidos como Gulags) que fundamentalmente albergaban a criminales de todo tipo. A ellos también fueron a parar una minoría de opositores que intentaban subvertir el orden social establecido. Una actitud similar la tienen todos los países del mundo independientemente del sistema político que posean, con todos los que intentan subvertir, no criticar, el orden social establecido. Actualmente existen campos similares para esos fines, de la misma manera que en España existen cárceles de exterminio impulsadas por Felipe durante su virreinato, en las que agonizan lentamente cientos de presos políticos.
Tanto en los campos y en eso de la autodeterminación, en España, como es un país más chiquito en extensión y número de habitantes, hacen las cosas con más «modestia».
Por ejemplo, dicen que Felipe autodeterminó el secuestro del ciudadano francés Segundo Marey y el asesinato de 27 personas más.
Por cierto, durante su secuestro, Marey tuvo la cabeza tapada, pasaba el día sentado en una tabla y dormía en una cama pegada a una húmeda pared. Esa situación provocó en él, hundimiento de la resistencia física, debilitamiento de la masa muscular y una reacción de terror que le hacía desear la muerte. Además sufrió bronquitis crónica, conjuntivitis, cardenales, escoriaciones y sabañones.
También dicen que Felipe autodeterminó el asesinato de Lasa y Zabala tras arrancarles los ojos y las uñas de las manos y de los pies, antes de enterrarlos en cal viva.
Y ahí sigue Felipe, libre como el viento, dando lecciones de autodeterminación porque de eso sabe un montón.
