Miles de jóvenes murieron, quedaron tarados de por vida o se deshinibieron. Eran un peligroso potencial revolucionario. Esta “señora”, conocida como Alaska, fue una de las estandartes de aquella monstruosidad.
[jetpack_subscription_form title=”Si quieres que te avisemos de nuevas entradas por correo electrónico, suscríbete” subscribe_text=”Introduce tu email.”]