Durante la Segunda Guerra Mundial el promedio de edad de los combatientes de los Estados Unidos era de 26 años de edad, en la guerra de Vietnam era solo de 19 años y para poder convertir a esos jovencitos en los asesinos necesarios para su guerra, el gobierno decidió nada menos que drogarlos.
Según un informe de 1971 del Comité Selecto sobre Delincuencia, desde 1966 hasta 1969 las fuerzas armadas consumieron 225 millones de tabletas de estimulantes, en mayor medida, Dexedrina, un derivado de la anfetamina cuyo efecto es dos veces más fuerte que el de la Benzendrina, narcótico que ya se había utilizado durante la Segunda Guerra Mundial.
Los soldados que se infiltraban en Laos recibían 12 tabletas del analgésico Darvon, 24 tabletas de codeína y seis píldoras de Dexedrina tan sólo para cuatro días. Para otras misiones especiales, a los miembros de las unidades también se les administraban inyecciones de esteroides.
Muchos veteranos declararon que la anfetamina les incrementaba, tanto el estado de alerta como la agresividad descontrolada. Algunos estaban irritados hasta tal punto de que se sentían capaces de disparar contra «los niños en las calles». Y los mataban a montones.
Cuando usted vea los superhéroes de las películas de Hollywood pregúntese cuántas pastillas o jeringazos se metieron un rato antes.
Liborio Guaso