Divide y vencerás

Los directivos de las grandes empresas, han demostrado ser maestros del divide y vencerás.

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Divide y vencerás es una técnica destinada a controlar a una colectividad. Se busca dividir y fragmentar el poder de los distintos grupos, de manera que no pueden unirse en pos de un objetivo común.

Un truco muy habitual es alimentar disputas entre las distintas facciones de un grupo, de esta manera se debilitan mutuamente. Otra variante de esto es usar una combinación de castigo y recompensa para favorecer la división. Un poder central recompensa a una facción concreta, mientras que castiga a otras más peligrosas. De esta forma se evita la unidad y se favorece la fragmentación.

Los empresarios han intentado en numerosas ocasiones usar esta técnica contra nosotros, siempre buscando romper la unidad de lucha de las organizaciones obreras y quebrar su capacidad de resistencia.

Así, mientras a unos colectivos se les ofrecen prebendas, a otros se les machaca. Acto seguido, el orden se invierte y los que antes eran favorecidos pasan a ser los atacados. La lógica detrás de todo esto siempre es la de dividir para vencer.

De la misma forma, para que los trabajadores triunfemos en nuestra lucha, nunca debemos permitir al empresario que nos divida, eso requiere dos cosas esenciales:

  • Visión estratégica: empezar a pensar no solo en el próximo año, no solo en las próximas elecciones sindicales, sino pensar en la próxima década y no perder de vista la anterior. Tomar perspectiva de las cosas, de dónde venimos, y a dónde vamos.
  • Solidaridad: siempre que otro colectivo de trabajadores esté bajo ataque, arrimar el hombro para ayudarles, unir fuerzas incluso aunque el grupo que ahora está bajo ataque no haya sido solidario con nosotros en el pasado.

Los directivos de las grandes empresas, han demostrado ser maestros del divide y vencerás. Maestros en romper la unidad de la plantilla, no solo de la plantilla directa, sino de la indirecta, es decir de las subcontratas y filiales. Esto les ha permitido mantener unas condiciones favorables para unos, mientras machacaban a otros. Cuando han derrotado a una parte de la plantilla, no han tardado en atacar al resto.

En Peugeot, once trabajadores “de las oficinas” han sido despedidos. Los sindicatos han mostrado su rechazo a estos despidos, pero la gerencia de la empresa sabe perfectamente que, por la trayectoria y perfil de estos trabajadores, no van a recibir mucha solidaridad del resto de la plantilla.

En DSS, un departamento de Telefónica, los trabajadores están movilizándose para exigir mejores condiciones de trabajo y que finalice el acoso y las presiones de la empresa. No piden el cielo, sólo que se cumpla el convenio colectivo. CCOO está impulsando estas movilizaciones de la plantilla. Sin embargo, por otra parte, hay organizaciones sindicales que reman en dirección contraria.

Orange ha pagado un bono de 6% del salario anual a su plantilla debido al cumplimiento del 100% de los objetivos del año 2016. Por otra parte, los accionistas del gigante de las telecomunicaciones se embolsan más de 1500 millones de € en dividendos (el Estado Francés y varios fondos de inversión internacionales). Ese 6% de bonificación no lo cobrarán los miles de trabajadores eventuales de la empresa y sus filiales, sometidos a condiciones de precariedad, temporalidad y a una rotación de personal draconiana. Debe ser que, a ojos de los directivos, los eventuales no son trabajadores de la empresa.

Estos tres ejemplos no son más que una pequeña muestra de un fenómeno que por desgracia es demasiado habitual, los trucos de los empresarios para dividir a las plantillas y a la clase obrera en general. Cuando asistimos a la campaña de demonización que se está desplegando contra los estibadores, simplemente estamos viendo el mismo fenómeno, el intento de la patronal de dividir a los trabajadores, pero a gran escala. Utilizando todos los medios de los que disponen los grandes empresarios para atacar a un colectivo de trabajadores: la prensa, los mecanismos de propaganda del régimen y sobretodo, el Estado, la maquinaria definitiva de presión.

El enemigo común, los grandes empresarios y banqueros,  tiembla ante la unidad de lucha de clase obrera. Teme que empecemos a mirar más allá de la firma del próximo  convenio. Se caga de miedo cuando los trabajadores  empezamos a darnos cuenta de que muchos de los problemas que sufrimos en la empresa tienen relación con cosas que pasan fuera de la empresa, como las leyes que se aprueban contra los trabajadores en las instituciones.

Unidad obrera y sindical.

Visión de futuro y solidaridad.

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