Germán Gorraiz López.— La creciente desafección de la sociedad israelí hacia Netanyahu por su nefasta gestión de la crisis con Hamás y su nulo interés en rescatar con vida a los rehenes judíos ha provocado que su popularidad esté en un nivel mínimo y según la última encuesta, el Likud de Netanyahu se perdería el poder en caso de nuevas elecciones.

 

Netanyahu es consciente de su precaria situación política y judicial, por lo que ha utilizando el miedo a un imaginario “tercer holocausto” (supuestamente procedente de Hamás, Hezbolá o Irán) para mantener una devastadora ofensiva que le permita posponer el proceso judicial en el que se le acusa de crímenes contra la humanidad tras el genocidio en Gaza.

De este manera, el ataque israelí al consulado iraní en Damasco, provocó la muerte de tres altos mandos de la Guardia Revolucionaria iraní, entre ellos el general de brigada Mohamed Reda al-Zahedi y los últimos ataques contra dirigentes de Hamás en el Líbano, son el cebo del sionismo con el objetivo de provocar la entrada de Irán en la guerra, y tras la limitada respuesta de Irán al ataque israelí al consulado iraní en Damasco.

Según el diario israelí The Jerusalem Post, el objetivo de la respuesta del estado hebreo habría sido “el sistema de defensa aérea S-300 de Irán que ha sido destruido por misiles balísticos lanzados desde fuera del espacio aéreo iraní».

Para The New York Time, el plan de represalia inicial de Israel contra Irán incluía un ataque a mayor escala dirigido a importantes objetos militares en Irán, incluso a la capital, pero Netanyahu tomó la decisión de reducir el ataque debido a la presión del presidente Biden que ha tratado de impedir la escalada de una guerra regional.

Igualmente, según el medio de información Axios, Netanyahu ha negociado con Estados Unidos “la entrada militar a Rafah, en el sur de la Franja de Gaza, a cambio de una contención en la respuesta militar israelí al ataque a Irán”, lo que habría sido confirmado por fuentes militares estadounidenses.

¿Culminación de la limpieza étnica en Gaza?

Después del castigo infligido por Israel a toda la infraestructura básica de Gaza -como escuelas, mezquitas hospitales- el 90 por ciento de los edificios han sido arrasados. Los bombardeos sistemáticos también han provocado más de 34.000 víctimas civiles y varios miles sepultados bajo los escombros.

El verdadero objetivo de la campaña militar de Gaza ha sido provocar una segunda Nakba en la que 1,5 millones de palestinos se vean obligados a abandonar la franja de Gaza convertida en una masa de escombros y restos humanos que imposibilitaría el regreso de la población desplazada.

El paso que estamos a punto de ver con asombro es la expulsión de los palestinos confinados en el campo de concentración al aire libre de Rafah, calificado por el Alto Comisionado de la ONU para los Derechos Humanos, Volker Türk, como «apocalíptico con un creciente riesgo de genocidio».

El confinamiento forzoso de la población palestina es una medida de presión sobre Egipto para que abra su frontera y asiente a los gazaties en la península del Sinaí, tras lo cual Israel procedería a una declaración unilateral de su soberanía sobre Gaza y sus zonas marítimas.

Para completar la limpieza étnica de Gaza, Netanyahu habría ya ordenado el asalto final a Rafah con el propósito de desalojar a los cientos de miles de palestinos retenidos allí. Esta operación militar ha sido aceptada por Estados Unidos como un mal menor sabiendo que está intervención del ejército israelí podría terminar con una nueva masacre de civiles.

Cómo ha justificado la Radio Pública Hebrea, «Israel se está preparando para ampliar una zona humanitaria en la Franja de Gaza en preparación para un posible ataque a la ciudad fronteriza de Rafah».

Para la emisora de radio, la nueva “zona humanitaria” se extendería desde la ciudad sureña de Al-Mawasi a lo largo de la franja costera hasta las afueras de Deir al-Balah en la región central de la Franja de Gaza y podría albergar a alrededor de un millón de habitantes.

¿Acuerdo con Egipto para aceptar a los habitantes de Gaza?

En esta maniobra delimpieza étnica aparece el rol de Egipto que es un país dependiente de los préstamos internacionales del FMI y de los Estados del Golfo Pérsico: los números confirman que la deuda del estado egipcio con el Banco Mundial superaba los 164.000 millones de dólares en junio de 2023, y esta aumentando porque sus fuentes tradicionales de ingresos, como el turismo y los impuestos para cruzar el Canal de Suez han sufrido una notable reducción dada la inestabilidad geopolítica de la zona.

En este contexto, un documento escrito por Gila Gamaliel, ministro israelí de Inteligencia y revelado por el periódico israelí Calcalist, propone reubicar a los palestinos de Gaza en el Sinaí (Egipto) como una solución «que ofrece resultados estratégicos positivos a largo plazo».

Según confirma la propia prensa hebrea, Netanyahu mantiene conversaciones con el presidente al-Sisi para que Egipto reciba a los Gazaties, asentándolos en el Sinaí a cambio de la cancelación de toda su deuda.

Este acuerdo establece que, Israel, con el apoyo económico de Estados Unidos, el Reino Unido y Alemania, asumiría las deudas de Egipto con el FMI y el Banco Mundial, al tiempo que intentaría persuadir a los países occidentales a cancelar las deudas egipcias adquiridas con las instituciones financieras occidentales.

Considerando la situación dominio económica de Egipto, no sería descartable que la presión financiera de los organismos internacionales acabe dando sus frutos, por lo que el mundo verá una Nakba 2.0, con una infame limpieza étnica y el fin del sueño palestino de crear su propio Estado.

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