La Alianza Atlántica ha empezado este domingo una serie de ejercicios militares a unos 35 kilómetros de la frontera occidental de Rusia.
Los ensayos de gran magnitud, bautizados como “Saber Strike 17”, se llevan a cabo en distintas regiones de Estonia, Letonia y Polonia y durarán cuatro semanas (del 28 de mayo al 24 de junio).
En estos ejercicios participarán cuatro grupos de combate recientemente conformados para afianzar la cooperación entre los militares de Estados Unidos y otros países miembros de la Organización del Tratado del Atlántico Norte (OTAN).
Los líderes de la Alianza Atlántica acordaron en julio pasado desplegar cuatro batallones multinacionales en Polonia, Estonia, Lituania y Letonia, so pretexto de hacer frente a la potencial “agresión rusa”.
La OTAN tiene previsto realizar un desembarco anfibio en Letonia, ejercicios con fuego en Polonia y Lituania, así como un asalto aéreo combinado con un cruce de río por marines británicos en la frontera entre los dos países.
La fase de entrenamientos comenzó el sábado en Estonia con un simulacro del mando internacional llamado “Saber Knight”. Los ejercicios se realizan en la ciudad de Voru, ubicada a solo 35 kilómetros de la frontera occidental de Rusia, con el objetivo de contrarrestar la ofensiva de un país ficticio denominado “Botnia”.
La agencia oficial rusa Interfax, citando al servicio de prensa de las Fuerzas de Defensa de Estonia, explicó que en las maniobras toman parte alrededor de 100 integrantes de la 2.º Brigada de Infantería. En total unos 700 uniformados participan en el simulacro, incluidos mandos de Letonia, Lituania y Dinamarca.
Los líderes del bloque militar de la OTAN acordaron desplegar cuatro batallones multinacionales en Polonia, así como en Estonia, Lituania y Letonia en julio pasado, con el objetivo declarado de disuadir la potencial «agresión rusa».
El aumento de la presencia militar de la OTAN y de EE.UU. cerca de las fronteras de Rusia se produjo como resultado de la escalada de tensiones con Moscú a partir de la anexión de Crimea en 2014 y de la crisis de Ucrania.
Rusia ha denunciado, por su parte, el refuerzo de las tropas de la OTAN cerca de sus fronteras occidentales, tachándolo de una «amenaza» para su seguridad nacional y un factor desestabilizador en la región.