El Ejército yemení y las fuerzas de Ansarolá han logrado hacerse con el control de cuatro bases militares saudíes en Jizán, en el suroeste del reino árabe.
Fuentes militares yemeníes, citadas por la cadena de televisión local Al Masirah, informaron de que el Ejército del país, apoyado por el movimiento popular Ansarolá, atacó el viernes las posiciones militares saudíes localizadas cerca de la frontera común, y se apoderó de las bases de Al-Yaberi y Al-Malhamah, así como de los puestos militares de Al-Fariza y Al-Qavieh.
En estos campamentos militares, ubicados a entre 10 y 15 kilómetros en suelo saudí, los yemeníes incautaron grandes cantidades de armas y municiones.
Durante esta masiva ofensiva, un número indeterminado de guardias fronterizos y militares del régimen de Riad perdieron la vida o resultaron heridos, detallaron las fuentes, sin entrar en más detalles.
Los combatientes yemeníes infligieron, además, grandes daños materiales al destruir varios vehículos militares y otros tipos de armamentos del Ejército saudí.
Las ofensivas del viernes se produjeron un día después de que las unidades castrenses de Ansarolá dispararan un misil balístico Borkan-1 (volcán), de fabricación propia, contra la base aérea Rey Fahd, en la ciudad suroccidental saudí de Taif.
Conforme alegaron las fuentes yemeníes, el misil provocó daños en el aeródromo, una versión desmentida por las autoridades saudíes.
Las fuerzas de Ansarolá y el Ejército yemení afirman actuar en represalia por los indiscriminados bombardeos que lleva a cabo el régimen de Al Saud contra las infraestructuras y la población civil en Yemen desde marzo de 2015.
El Centro Legal para Derechos y Desarrollo yemení detalló en un informe publicado en junio que los 800 días de bombardeos saudíes contra los yemeníes han dejado 33.395 muertos y heridos, y que de la cifra total de los fallecidos, 2689 eran niños, 1942 mujeres y 7943 hombres.