Moscú ha tachado de ‘histeria’ las acusaciones de injerencia rusa en el proceso independentista de Cataluña.
“Quizás esto se explique porque en las capitales de los países de donde llegan esas acusaciones, sea Madrid, sea Londres, no tienen resueltos plenamente sus problemas internos”, ha dicho este miércoles el ministro ruso de Asuntos Exteriores, Serguéi Lavrov, en una rueda de prensa.
El canciller del país euroasiático también ha añadido que seguramente esa histeria sensacionalista es la que “montan para distraer la atención de sus electores de la incapacidad de resolver esos problemas internos”.
El titular ruso ha reaccionado de esta manera después de que el lunes el canciller español, Alfonso Dastis, informara en el Consejo de Ministros de la Unión Europea (UE) en Bruselas (Bélgica) de la presunta injerencia rusa en la situación de Cataluña.
Dastis dijo que “no nos consta formalmente que el Gobierno ruso esté detrás de esto, pero sabemos que este tráfico viene de redes que tienen su punto de propagación en Rusia”.
Por su parte, la ministra española de Defensa, María Dolores de Cospedal, afirmó que el Gobierno español investiga quién es el responsable de la propaganda del independentismo en Cataluña.
Las declaraciones de Dastis suscitaron una ola de críticas en Rusia. En este sentido, el portavoz presidencial ruso, Dimitri Peskov, también ha denunciado este miércoles la postura de Madrid, arremetiendo contra las acusaciones que, a su entender, fueron diseñadas para disipar las preocupaciones sobre la incapacidad de España para contener la crisis en Cataluña.
“Ni las autoridades (de España), ni la OTAN (Organización del Tratado del Atlántico Norte), ni los medios, presentaron ningún argumento que sea digno de atención a favor de estas acusaciones, por eso consideramos infundadas estas afirmaciones”, ha señalado Peskov.
La postura del Kremlin respecto a la situación política en Cataluña es que se trata de un asunto interno de España y que, por lo tanto, debe resolverse en el marco de la legislación española y de la Constitución del país europeo.
La postura “represiva” de Madrid tras las elecciones independentistas de Cataluña el 1 de octubre, que se saldó con numerosas detenciones de las autoridades de alto rango de Cataluña y la disolución del Parlament, ha generado hipótesis de que la democracia ha fracasado en Europa, planteando preguntas sobre el estado de derecho o la legitimidad de cualquier elección en el continente europeo.