Las amenazas de EE.UU. de una guerra preventiva contra Pyongyang han hecho que el inicio de una guerra en la península coreana ‘sea un hecho establecido’.
“Ahora la pregunta que resta es: ¿cuándo estallará la guerra?”, ha dicho un portavoz del Ministerio norcoreano de Asuntos Exteriores en un comunicado emitido este miércoles por la agencia de noticias estatal KCNA.
Como EE.UU. realiza los mayores ejercicios aéreos conjuntos con la Fuerza Aérea de Corea del Sur en la península coreana, las posturas políticas de Washington muestran señales alarmantes de que existe la posibilidad de que se produzca un “choque militar”.
El principal asesor de Seguridad Nacional de la Casa Blanca, H.R. McMaster, ha advertido recientemente de que las posibilidades de una guerra con Pyongyang aumentan y, en este sentido, una “guerra preventiva” es cada vez más probable.
El funcionario también ha asegurado que tales comentarios belicistas no pueden interpretarse de ninguna otra manera, sino como una advertencia de que EE.UU. esté preparado para contrarrestar a Corea del Norte en la península.
“No deseamos una guerra, pero no debemos escondernos. Si EE.UU. calcula erróneamente nuestra paciencia y provoca una guerra nuclear, seguramente haremos que EE.UU. pague las consecuencias”, ha advertido el portavoz.
Los comentarios hechos por las autoridades estadounidenses y los ejercicios militares provocan un enfoque por fases de una guerra en la península coreana, reza el comunicado.
“Si EE.UU. no quiere morir quemado por el fuego que enciende, sería mejor que se comportara con prudencia”, ha concluido el portavoz.
Las tensiones entre Corea del Norte y EE.UU. han llegado a un punto álgido después de que Pyongyang anunciara el martes el exitoso lanzamiento de un misil balístico intercontinental (ICBM, por sus siglas en inglés), bautizado como ‘Hwasong-15’, con capacidad de cubrir “todo el territorio estadounidense”.
A su vez, Corea del Norte insiste en que realiza sus pruebas nucleares y balísticas sobre la base de su “derecho a la autodefensa” ante la “hostilidad” de EE.UU., manifiesta en las maniobras militares conjuntas Washington-Seúl en la península.
