Continúa la expansión militar estadounidense hacia las fronteras europeas de Rusia, señala un análisis del presupuesto militar firmado el martes por Trump.
“El plan de gasto en defensa de este año (2017-2018) incluye grosso modo 214 millones de dólares para construir instalaciones en Islandia, Noruega y buena parte de Europa del este”, constata la última edición de la revista de las Fuerzas Aéreas estadounidenses Air Force Times, publicada este domingo.
El incremento del gasto militar —del que de hecho se jactó el presidente de EE.UU., Donald Trump, al firmar el presupuesto— en este ámbito obedece, según la publicación, a “una iniciativa en curso para disuadir la agresión rusa” popularizada en el discurso oficial del país norteamericano en los últimos años.
La partida presupuestaria se incluye dentro de la llamada Iniciativa de Disuasión Europea (EDI, en sus siglas en inglés), iniciada en junio de 2014 y que en noviembre pasado ya preveía para el ejercicio de 2018 un gasto de unos 4600 millones de dólares.
La “gran inversión” en bases aéreas en Europa no refleja sin embargo, según el portavoz militar estadounidense Juan Martínez, del Mando Europeo de EE.UU. (Eucom, en su acrónimo oficial), planes de despliegue permanente de tropas, sino que la estrategia de Washington consiste en mantener una red de centros de conexión rotatorios de los que entren y salgan efectivos en función de los intereses de Estados Unidos.
Por ello, uno de los aspectos de esta fase de expansión es albergar “temporalmente” aviones furtivos de combate como el F-22 o el F-35, así como “herramientas de reconocimiento para perseguir submarinos rusos al acecho en los mares del Norte y Báltico”.
Entre las obras de construcción y reparación figura la creación de nuevas pistas de aterrizaje y de instalaciones de almacenamiento de combustible, como por ejemplo en la base de Kecskemét, en el centro de Hungría, a la que se destinan para tales menesteres 55 millones de dólares.
El reforzamiento de la presencia militar estadounidense explícitamente para hacer frente a Rusia coincide con la publicación, el martes pasado, de documentos oficiales desclasificados de EE.UU., soviéticos, alemanes, británicos y franceses que muestran que los líderes occidentales aseguraron entre 1990 y 1991, antes de la disolución de la Unión de Repúblicas Socialistas Soviéticas (URSS), que no habría expansión militar occidental hacia el este.