Ayer se presentó dicho informe sobre la incidencia de la tortura y los malos tratos entre 1960 y 2014 que cifra en 4.113 los casos documentados, aunque advierte de que la incidencia real de estos delitos fue mayor, ya que no se han podido acreditar muchos episodios de la época de la dictadura.
El delegado del Gobierno español en el País Vasco, De Andrés, ha dicho que “cualquiera” que analice el trabajo con “cierto rigor” tiene que llegar a la conclusión de que “carece de independencia” y que tiene una “indudable intencionalidad política”.
Ha lamentado que, “desgraciadamente”, coincide con muchos de los denunciantes de malos tratos y torturas, miembros de ETA y “afines” a la organización, que “tenían orden” de denunciar estos delitos cuando eran detenidos.
“Se desacredita a sí mismo y no me haría nunca portavoz de un informe que sin lugar a dudas entra en el juego que pretendían tantos miembros de ETA de desacreditar a la policía”, ha recalcado.
De Andrés ha subrayado que en un sistema democrático “la forma en la que se identifican las torturas” es a través de la administración de Justicia que en España ha demostrado que “desgraciadamente se produjeron casos de torturas”.
Durante la presentación del informe de ayer se recordó que existen 20 condenas ratificadas por el Tribunal Supremo de torturas y malos tratos a 31 víctimas, de las que derivan 49 condenados, 21 de ellos del Cuerpo Nacional de Policía y 28 de la Guardia Civil, mientras que no hay ninguna condena contra la Ertzaintza.
El delegado del Gobierno en el País Vasco ha apuntado además que llama la atención que la Ertzaintza, según este informe, haya “perpetrado” más casos de tortura (336 denuncias) que la policía franquista en toda la década de los sesenta.
También ha afirmado que le ha llamado la atención que desde el año 1978 se triplica el número de personas torturadas en relación con toda la etapa franquista anterior, según el trabajo.
Por ello, ha reiterado, el objetivo de este informe es “desacreditar y deslegitimar a la Policía democrática española”, por lo que “se desacredita a sí mismo”, y ha concluido que está elaborado por “unas personas que pretenden dar credibilidad a las acusaciones del entorno del terrorisemo”.
