Josep Cónsola, 10 de junio de 2018.
Tal vez se está terminando la gran ofensiva mercenaria invasora que desde 2012 ha intentado destruir por completo Siria. Ha sido a costa de una destrucción sin precedentes, equiparable a la de Irak y Libia, y con una parte de su territorio todavía ocupada por bases militares de Estados Unidos y Francia alrededor de las cuales se congregan fuerzas mercenarias del Daesh, YPG y ELS las cuales reciben armamento, entrenamiento y financiamiento. Por otra parte Turquía mantiene enclaves en el norte alrededor del Eúfrates y en la parte noroccidental (Afrin)
Podríamos decir que las previsiones euro-norteamericanas de fragmentar Siria no se han podido llevar a cabo. Sus pretensiones de creación de tres estados (kurdistán, sunistán y alawitestán) según aparecía en el mapa publicado en el New York Times en 2013 por Robin Wright investigadora del think tank del Pentágono United States Institute of Peace se han encontrado con la negativa de Turquía a aceptar un estado kurdo a lo largo de su frontera con Siria al mismo tiempo que la entrada de Rusia en la contienda ha impedido la invasión de la franja occidental (de Damasco a Alepo) y la creación de una capital fantasma (Alepo) como se hiciera con Bengasi en Libia.
Pero, paralelamente a la ofensiva militar, otra de no menor envergadura se llevó a cabo en el terreno civil, lo que el periódico argelino El Watan denominaba “Operación Vacío y Aniquilamiento” consistente en faciltar la huída de Siria de niños, jóvenes en edad del servicio militar y profesionales de todas las especialidades ofreciendo grandes facilidades para su entrada en territorio de la Unión Europea como lo constata la Directiva 95/2011 de 13 de Diciembre de 2011 del Parlamento Europeo y del Consejo dedicada a la evaluación de las solicitudes de protección internacional en cuyo Capítulo 4 establece que “si las declaraciones de los solicitantes presentan aspectos que no están avalados por pruebas documentales o de otro tipo, tales aspectos no requerirán confirmación” si se cumplen unas condiciones a-b-c-d-e que no son ortra cosa que aceptar la credibilidad del solicitante. Asimismo el Capítulo 3 en su artículo 9 “Requisitos para ser refugiado”, realiza un llamamiento a la deserción cuando en el apartado f) precisa: “procesamiento o penas por la negativa a cumplir el servicio militar”. Y para redondear el Artículo 28 “Acceso a los procedimientos de reconocimiento de cualificaciones” en su apartado 2 especifica: “Los Estados miembros se esforzarán por facilitar a los beneficiarios de protección que no puedan aportar documentos justificativos de sus cualificaciones el pleno acceso a sistemas adecuados de evaluación, convalidación y certificación de su formación anterior”.
Dicha Directiva entró en vigor 2 meses antes de la gran primera ofensiva militar y mediática contra la población siria, con lo que se puede llegar a la conclusión de que se trataba de un llamamiento a la deserción del ejército, y a la inmigración de niños, jóvenes en edad militar y estudiantes y profesionales con la promesa de que la Unión Europea les aseguraría la condición de refugiados (aunque posteriormente se tuvieran que dar cuenta del cinismo europeo). Dentro de este entramado debemos situar la Cónsul francesa en Turquía François Olcay que colaborando con los servicios secretos franceses suministraba las lanchas y equipos salvavidas a las organizaciones que en Siria se dedicaban a organizar las emigraciones. Todo ello después del fracaso de los intentos de 4 de Febrero de 2011 con la campaña “The Syrian Revolution 2011” a través de las redes sociales y la compra de desertores del ejército sirio que se constituyeron el 31 de Julio de 2011 en el llamado “Ejército Libre de Siria”.
No fué algo novedoso este entramado, tal vez un gran paralelismo podemos encontrarlo en la ofensiva militar, económica, política y mediática lanzada por Estados Unidos contra Cuba entre los años 1960 y 1962. Una fué la “Operación Peter Pan” que fue llevada a cabo entre el 26 de diciembre de 1960 y el 23 de octubre de 1962.
Esta campaña surgió en el otoño de 1960 en el contexto de la creación, en Miami, del Programa para Niños Refugiados Cubanos sin acompañantes (The Cuban Children´s Program). Consistió en la obtención de visas norteamericanas para estudiantes, por lo que resultaba necesario encontrar un centro educacional, en Estados Unidos, que certificara la admisión de los jóvenes cubanos. En los planes iniciales de se contemplaba la necesidad de crear un equipo que se dedicara a la falsificación de documentos migratorios, dirigida por el agente de la CIA Israel Padilla Frades falsificando los visados tanto en pasaportes cubanos, como británicos, franceses, o de cualquier nacionalidad. Cerca de 150 mil familiares de los niños sacados por la Operación Peter Pan recibieron visa y emigraron a Estados Unidos antes de la Crisis de Octubre y según cifras aportadas por autoridades eclesiales de Miami, entre el 26 de diciembre de 1960 en que salió el primer grupo y el 22 de octubre de1962 que llegó el último a Miami, fueron sacados de Cuba a través de la Operación Peter Pan un total de 14 048 niños sin acompañantes.
Otro mecanismo fué La Ley de Ajuste Cubano ( Cuban Adjustment Act), promulgada el 2 de noviembre de 1966 que ofrecía residencia a los ciudadanos cubanos que llegaron a partir de 1 de Enero de 1959 y que se amplió en 1995 con La política de «pies secos, pies mojados» («wet feet, dry feet policy») consistente en permitir el ingreso de inmigrantes provenientes de la isla si han pisado la costa estadounidense, con objeto de fomentar la inmigración masiva y que fué el detonante de la llamada “crisis de los balseros”.
No será fácil la reconstrucción, miles de muertos, de inválidos, de infraestructuras destruídas (escuelas, universidades, hospitales, depuradoras de agua, acueductos, centrales y líneas eléctricas, refinerías,…), una masa juvenil emigrada al son de los cantos de sirena europeos, una diáspora de académicos y profesionales atraídos con las promesas de las universidades y centros de investigación europeos para trabajar a low-cost y una parte de la población masculina adulta que deberá continuar nutriendo las filas del ejército regular para intentar mantener a raya la voluntad destructora de los grupos mercenarios amparados por el entramado de EE.UU., U.E. Israel, Emiratos árabes y quién sabe si Turquía.
Sin querer ser agorero, veremos la desaparición de suelo sirio de las llamadas organizaciones humanitarias occidentales (médicos sin fronteras, cascos de todos los colores, derechos humanos, protección a la infancia, amnistia internacional,…) y un largo etcétera de organizaciones de todos los pelajes que han estado colaborando en el asesinato colectivo y la destrucción de un país, respaldando a cualquiera de las milicias mercenarias y realizando una gran labor de envenenamiento mediático en los medios imperialistas euro-norteamericanos.
Seguramente una gran parte de los emigrantes huídos a Jordania, Líbano, Irak o Turquía regresarán y contribuirán a la reconstrucción, más difícil será la vuelta de los atrapados en la Unión Europea y Estados Unidos pués son el material humano necesario para mantener la fobia propagandística que ha amparado sus ofensivas militares buscando el consenso de sus respectivas sociedades.
A pesar de todas las dificultades, de momento no se ha materializado el esquema prebélico tramado por EE.UU. y la Unión Europea de convertir todo el Oriente Medio en unos reinos de taifas sometidos a la voluntad del imperialismo. Esperemos que la sociedad euronorteamericana se vaya dando cuenta de las reales intenciones de sus respectivos gobiernos cuando claman a favor de las intervenciones armadas para defender “su” democracia.
Seguramente Rusia, Irán e Irak “colaborarán” en la reconstrucción, pero esto significa también una importante pérdida de la soberanía siriana. Las deudas contraídas durante estos siete años para detener la ofensiva imperialista euronorteamericana conllevará unas obligaciones tanto económicas como geopolíticas que seguramente estarán muy alejadas del proyecto de antaño de “socialismo árabe” que contenía (a semejanza de Libia) unos principios de equidad que ya hubieran deseado para sí una parte importante de la clase obrera euronorteamericana.
Es de preveer una privatización de la estructura industrial de Siria, tal vez no de la magnitud de la realizada en Irak como exigencia de Estados Unidos y Gran Bretaña para el pago de las compensaciones de guerra pero es de esperar que las inversiones extranjeras conllevarán un enorme cambio en las relaciones de producción y en la titularidad jurídica del tejido empresarial. Veremos el papel que le quedará al campesinado y al proletariado industrial y junto a él el posicionamiento del Partido Comunista Sirio (unificado) y el Partido Comunista Sirio (Bagdash) a cuyo frente como Secretaria General está Wisal Farha Bakdash, una de las pocas mujeres que encabeza un partido comunista.
Es todavía pronto para saber cual va a ser el papel de Irak después de las últimas elecciones en las que la coalición Sairún fuera la más votada teniendo en cuenta que es patente su oposición a la intervención norteamericana permanente en Irak.
¿Y… el proletariado “revolucionario” europeo? Algo debe decir y hacer no tan solo quedarse con las manos cruzadas mirando el televisor o lo que es peor, la intoxicación de las llamadas “redes sociales”. Debe realizar una tarea política de explicación que desenmascare tanto las posiciones racistas y xenófobas como los eslóganes oportunistas y utilitaristas de “queremos acoger”. Debe saber explicar a los miles de inmigrantes sirios que su futuro está en Siria, en la reconstrucción y en la defensa de su tierra y sus culturas, pués en esta Europa ávida de sangre humana su futuro no es nada prometedor.
Paralelamente es preciso un enfrentamiento contra el Estado Español y sus ejércitos mercenarios, en exigencia permanente de salida de este país de la OTAN. De esta manera podremos decir con orgullo a los inmigrantes sirios, iraquíes, libios, yemeníes, y cuantos más haya que si hay algo que nos hermane no será el falso humanitarismo, sino el internacionalismo proletario.
El Colectivo Ítaca, Organització Internacionalista dels Països Catalans nos hace llegar este artículo de su autor, Josep Cónsola, que colabora con ellos.