La ONU arremetió contra Myanmar por la violencia sostenida contra la minoría musulmana Rohingya y consideró imposible la repatriación de los refugiados.

“Ya basta”, la Organización de las Naciones Unidas (ONU) exigió firmemente el fin de la persecución contra los musulmanes de rohingyas en Myanmar (Birmania).

La relatora especial de la Organización de ONU para derechos humanos en Myanmar, Yanghee Lee, confirmó que la situación para los rohingyas no ha cambiado y ellos siguen siendo objeto de represión en el estado de Rajine. La relatora habló desde Malasia, a donde han huido más de 700 000 musulmanes a partir del pasado agosto.

La diplomática surcoreana reclamó que se establezca un mecanismo de responsabilidad para acabar con la impunidad de las autoridades birmanas.

Asimismo, se mostró escéptica con la repatriación de los rohingyas y denunció la falta de progresos a la hora de crear en Myanmar condiciones favorables para el regreso de los refugiados.

La presión internacional llevó a Myanmar a firmar un acuerdo el pasado 23 de noviembre con Bangladés para la repatriación de los rohingyas. Sin embargo, hasta ahora, menos de 200 refugiados han sido reasentados en Rajine. La ONU y las oenegés creen que la persecución contra la minoría musulmana en Myanmar no terminará a menos que el Gobierno birmano conceda ciudadanía a los rohingyas.

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