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Los mayores ejercicios de la OTAN desde la Guerra Fría, Trident Juncture 2018, llegaron a término en Noruega. Tanto su nombre como la invitación a unos 150 periodistas internacionales convocados a los fríos fiordos de ese país delatan un concepto estratégico, asegura la revista rusa Ogoniok.

La Unión del Tridente, como se traduce el nombre de las maniobras, no supuso una unión estática sino la habilidad de alcanzar repentinamente una interacción eficaz entre las más diversas ramas militares para  asestar un golpe aplastante.

El comandante del ejercicio, el almirante de la Armada de EE.UU. James G. Foggo III, explicó en una rueda de prensa –ya antes del comienzo del simulacro– que se practicaría una tarea 30/30/30, algo que supone trasladar y concentrar en una zona de conflicto una agrupación de 30 batallones de fuerza terrestres, 30 buques de guerra y 30 escuadrillas de aviación en el curso de 30 días.

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De esta manera, 50.000 efectivos militares de 29 países integrantes de la OTAN, más dos aliados –Suecia y Finlandia–, 10.000 vehículos pesados, 70 buques y 250 aviones y helicópteros se vieron desplegados cerca del círculo polar para simular operaciones militares en el centro y el este de Noruega, el norte del Atlántico, los estrechos daneses del Báltico y el espacio aéreo de Suecia y Finlandia.

En el rol de protagonista de los ejercicios participó un grupo de ataque naval encabezado por el portaaviones nuclear estadounidesnse Harry S. Truman. Fue esta la primera vez que una nave de esa clase llegó a tales latitudes desde el final de la Guerra Fría.

“Los comentarios de Stoltenberg explican mucho”

El secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, confirmó en una rueda de prensa, el pasado 30 de octubre, que “la noticia principal es la escala de los ejercicios, así como el hecho de que la OTAN transportó cargas muy serias a grandes distancias“.

Al mismo tiempo, subrayó que aunque la alianza se opone a la militarización del Ártico, la mitad de Noruega se encuentra en el círculo polar, con lo cual se convierte en una zona de responsabilidad de la OTAN.

“Dado que Rusia ha comenzado construcciones militares en el Ártico, quiero que la OTAN proteja a Noruega”, dijo.

Pero si uno se aleja del guión oficial, conforme al cual Noruega es atacada por una potencia virtual norteña, “los comentarios de Stoltenberg explican mucho”, señala la citada revista rusa.

U.S. Department of Defense / www.globallookpress.com

Es obvio que la OTAN ha pasado a maniobras de una nueva escala, cuya tarea principal en esta fase consiste en asegurar un transporte rápido de fuerzas militares a través del Atlántico y Europa.

“La logística es para nosotros un teatro militar más: el sexto, diría”, afirmó el comandante de las maniobras, James G. Foggo III, al contrastar esa actividad con el despliegue terrestre, aéreo, naval, espacial y cibernético.

El segundo objetivo de las maniobras es el Ártico, región que “se quedó al margen de la previa Guerra Fría”, según remarca Ogoniok para de seguidas resaltar que la situación actual es diferente, pues el desarrollo tecnológico y el cambio del clima convierten la región en una zona de interés para muchos.

Hoy el Reino Unido, que no tiene territorios en el círculo polar, forma apresuradamente una “estrategia de defensa ártica” y envía fuerzas especiales a Noruega. La OTAN asume el control sobre las comunicaciones en el norte de Atlántico. Y Noruega, que durante la Guerra Fría se cuidaba de levantar instalaciones militares cerca de las fronteras de la URSS, ahora considera que esta precaución es excesiva, al punto de que especialistas estadounidenses están completando la construcción de radares en la provincia polar de Finnmark para rastrear los lanzamientos de misiles rusos y misiones de sus Fuerzas Aeroespaciales.

Es poco probable que Rusia, por su parte, guarde silencio o sea indiferente a lo anterior, puesto que, simplemente, tiene intereses serios en esa región. Cabe mencionar que a finales de septiembre, un primer barco danés atravesó el Ártico ruso, mostrando a la UE la posibilidad de tránsito comercial por la ruta marítima del norte.

Al mismo tiempo, China ha difundido su propia estrategia para el Ártico y anunciado su intención de cooperar con Moscú en la creación de una Ruta de la Seda Polar. Las maniobras en el Ártico y las bases en Noruega interfieren con estos planes, y es improbable que Moscú se rinda.

“Los expertos militares predicen que la actividad de la OTAN inducirá a Rusia a realizar maniobras conjuntas con China con mayor frecuencia“, asevera el medio.

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