Ana Laura Palomino García. – Fidel, en una de sus reflexiones en el año 2011, describía al G20 como la organización «de los países más desarrollados y ricos del planeta», al mismo tiempo que se refería al foro internacional donde se congregan como «una reunión entre los grandes productores de maquinarias y artículos industriales y los grandes suministradores de materias primas que a lo largo de medio milenio después de la conquista, fueron colonias europeas y en el último siglo los abastecían de productos agrícolas, minerales y recursos energéticos, víctimas de un despiadado intercambio desigual».

La página oficial del Grupo de los 20 refiere que sus filas las componen la Unión Europea más 19 países: Alemania, Arabia Saudita, Argentina, Australia, Brasil, Canadá, China, Corea del Sur, Estados Unidos, Francia, India, Indonesia, Italia, Japón, México, Reino Unido, Rusia, Sudáfrica y Turquía.

Este grupo de naciones representan el 85 % del Producto Interno Bruto global, dos tercios de la población mundial y el 75 % del comercio internacional. Cifras muy significativas, pero resultados poco relevantes.

Por otro lado, y para entender a fondo su funcionamiento, cabe destacar que al no tener sede permanente, los paneles tienen lugar en el país al que se le asigna la presidencia, la cual rota cada año y es quien decide además los temas a tratar. En esta ocasión la labor le corresponde a Argentina, cuya agenda se centra en el futuro del trabajo, la infraestructura para el desarrollo y un futuro alimentario sostenible, se afirma en la web del canal de TV France 24.

El gobierno argentino de Mauricio Macri ha tratado de maquillar la realidad económica y social de su país, azotado por un neoliberalismo salvaje, con afectaciones muy grandes en los planes sociales.

Estas cumbres que comenzaron en el año 1999, encabezadas por los líderes de las grandes economías mundiales, no han sido tan «eficientes» en la resolución de los conflictos que arremeten contra la humanidad.

Las grandes economías presentes en el G20 conviven con otros retos, como la guerra comercial que implementa Estados Unidos contra China; las sanciones económicas contra Rusia y otras.

Es decir, el debate político entre el mal sistémico del capitalismo, no ha encontrado soluciones –ni podrá hacerlo– con enfrentamientos comerciales y medidas unilaterales contra otro país.

Sin duda alguna, estas grandes mentes políticas solo han logrado que, con el paso de los años, sean más los ciudadanos que protestan en las calles de las ciudades sedes de esta actividad, como buenos observadores de que las palabras y las acciones están muy lejos las unas de las otras.

Vivimos en un mundo donde las ocho personas más ricas poseen riquezas superiores a la que alcanzan 3 600 millones de pobres, según reporta el diario español El País.

La cumbre del G20 en Argentina se realiza entre el 30 de noviembre y el 1ro. de diciembre con los temas propuestos por el país sede.

Sin embargo, el gran foco de atención será las ya tensas relaciones entre el mandatario Donald Trump y sus homólogos Xi Jinping y Vladimir Putin, todos presentes en la cita.

Según comenta el analista internacional Fabián Calle, docente de la Facultad de Ciencias Sociales de la Universidad Católica Argentina (UCA), en datos ofrecidos por la agencia EFE, esta reunión «va a tener “dos caras”: la multilateral, donde “se pretenden lograr consensos básicos importantes”, y las bilaterales, el verdadero “núcleo” de las negociaciones y del rumbo político global (…)».

Calle agregó además, que luego de este año de largas tensiones económicas y comerciales entre las dos potencias más grandes del mundo, debe haber algún acercamiento y el G20 será el espacio para anunciarlo. Subrayó también que «el gigante asiático “no tiene ningún interés en romper lanzas” con EE. UU. y está apostando al largo plazo».

Por otro lado, el politólogo hizo alusión a que el otro foco de atención serán los puntos flacos de la Unión Europea, marcada por conflictos internos y con los dos países de mayor fuerza dentro de este grupo, Alemania y Francia, pasando por momentos delicados en el ámbito político.

En cuanto a cómo quedará la imagen de Argentina luego de tener la presidencia de un evento de tal magnitud, las opiniones son encontradas. Calle apunta a que esto será beneficioso para Macri y su popularidad. Sin embargo, las manifestaciones en contra de esta actividad demuestran otra arista.

Como informó el diario matutino El Clarín, las protestas anti G20 tuvieron dos momentos álgidos en manos de los movimientos sociales.

Y es que los argentinos se saben abandonados por el tren neoliberal guiado por Macri y a la vez traicionados por sus acuerdos con el FMI, que solo salva a grandes bancos, mientras deprime el poder adquisitivo de la población, mutila el desarrollo social y somete totalmente a la nación sudamericana a los designios del organismo financiero internacional.

Al presidente Mauricio Macri, una cita como la del G20 lo puede estimular por sentarse en la misma mesa con líderes de economías más fuertes, pero necesitará más que un debate de este tipo –con maquillaje y todo–, un acercamiento a una realidad que forma parte de un mal sistémico de grandes proporciones.

Además, un hecho que no se puede dejar pasar por alto y que no perdonan los argentinos, es el incumplimiento de las promesas de campaña, cuando Macri juraba no hacer acuerdos con el FMI, acuerdos que además entran a ser parte de la política del G20 y sus «ayudas solidarias» para «salvar» a esta nación en aprietos. Salvamento que muy pocos se pueden creer.

El futuro no está en manos de unos pocos, ni siquiera en la denominada cita más esperada de la política occidental, según el medio ruso Sputnik, pues el beneficio de sus reuniones solo será visto en papeles y millones continuarán sufriendo las consecuencias de ser el eslabón más bajo en la cadena alimenticia de la repartición de bienes.

Mientras, el G20 será un escenario con mucho maquillaje y pocas esperanzas.

EN CONTEXTO:

– El G-20 nació en 1999 como una respuesta a la crisis financiera de fines de los años 90. Su primera reunión se realizó el 15 y el 16 de diciembre de ese año en Berlín, Alemania.

– Su surgimiento estuvo motivado por el reconocimiento de que los principales países emergentes no estaban adecuadamente representados en los organismos financieros internacionales.

– Es el grupo de los países más poderosos del mundo que representan el 85 % de la economía mundial. Incluye las mayores potencias
industriales como Estados Unidos o Alemania, y países con economías emergentes como Brasil o China.

– Trata de reflejar el surgimiento de nuevos e importantes actores en la economía mundial. Sus defensores afirman que de esta forma se pueden lograr soluciones más justas y equilibradas para el sistema económico global.

– La Unión Europea como bloque dentro de esta organización, también está representada a través de la presidencia rotatoria del Consejo de Ministros y por el Banco Central Europeo.

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