En un programa para los niños, la cadena 4 de la televisión pública francesa trata de inculcar a la infancia que toda la información que procede de Rusia está controlada por Putin, al que llama el “zar de la infox”, es decir, de la intoxicación.
El programa asegura que Rusia controla la información ya que las “fábricas rusas de trolls” publican “cientos de artículos sobre la política rusa para decir sólo cosas buenas”. Rusia pretende “inundar internet” con información “falsa”.
Uno de los participantes en el programa, Alexander, un adolescente de 15 años con triple nacionalidad francesa, moldava y ucraniana, asegura que en Rusia “los opositores son enviados a prisión” y que “la Rusia de hoy no es realmente diferente de la Rusia soviética”.
Los niños tienen que comparar los artículos de Le Monde con los de Russia Today para llegar a la conclusión de que la televisión rusa proporciona una información incompleta porque está “financiada por el gobierno ruso”, mientras Le Monde presenta un información completa, porque no está controlado por Putin.
Finalmente, los niños deben crear un perfil del presidente ruso en Twitter con la consigna “Me gustan las noticias falsas” (I love fake news), tras lo cual llega después una entrevista sobre las “fábricas de trolls que intentan influir y manipular a la opinión pública para cambiar votos”.
El plató rebosa una alegría desbordante. A los pequeños niños concursantes se les recompensa cuando emiten la respuesta políticamente correcta sobre la libertad de prensa en Rusia.
Así son los programas de educación infantil en las cadenas públicas de la televisión francesa, los mismos que acusan de “adoctrinamiento” a los demás.
El mundo nunca se había mostrado más preocupado por la verdad y la transparencia. Es maravilloso.