Tribuna Popular.- Respondiendo a la convocatoria de la Juventud Comunista de Grecia (KNE) miles de jóvenes se movilizaron el 16 de febrero al estadio deportivo de la capital helénica, para participar en el acto político-cultural en solidaridad con el pueblo de Venezuela.

A este evento asistieron los cientos de delegados y las decenas de organizaciones internacionales que están en Atenas para el 12º Congreso de KNE, que se realiza del 15 al 17 de febrero, además de una delegación del Comité Central del Partido Comunista de Grecia (KKE), encabezada por su Secretario General Dimistris Kutsumbas, y las representaciones diplomáticas de Venezuela y de Cuba.

Janohi Rosas, Secretaria General de la Juventud Comunista de Venezuela (JCV), tuvo la alta responsabilidad de dar las palabras de apertura del acto de solidaridad, a quien le siguieron Freddy Fernández, en representación de la Embajada de Venezuela en Grecia, y Nikos Zaharopolos, miembro del Consejo Central de KNE.

El evento culminó con un variado programa artístico, con canciones griegas y del mundo vinculadas a momentos heroicos de la historia del movimiento comunista y antiimperialista internacional, reafirmando la solidaridad internacionalista, la lucha común y la amistad entre los pueblos.

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Intervención de Janohi Rosas, Secretaria General del Consejo Central de la Juventud Comunista de Venezuela (JCV), en el acto de solidaridad con el pueblo de Venezuela organizado en el marco del 12º Congreso de la Juventud Comunista de Grecia (KNE), el 16 de febrero de 2019.

Estimados camaradas, en nombre del Consejo Central de la Juventud Comunista de Venezuela (JCV) y del Partido Comunista de Venezuela (PCV) queremos transmitir un afectuoso, clasista y combativo saludo a la juventud de Grecia que –con la KNE en la vanguardia– mantiene una firme determinación en la lucha por subvertir el orden capitalista.

El capitalismo, en su fase imperialista, desarrolla violentas y horrorosas guerras para controlar zonas de importancia económica y geopolítica; debilitar adversarios políticos; dominar mercados y rutas comerciales; disponer de fuerza de trabajo barata; y apoderarse de riquezas naturales.

La crisis capitalista que estalló en el año 2008 continúa generando desempleo, hambre, inseguridad, carencias habitacionales y privaciones educativas a los trabajadores y especialmente a los jóvenes. Aunado a esto, las potencias imperialistas –que históricamente utilizan el militarismo para reavivar sus aparatos industriales– han intensificado sus agresiones contra los pueblos del mundo, atizando las contradicciones entre los explotados y los explotadores.

En el contexto de la profundización de la crisis mundial del capitalismo, las fuerzas de la derecha, de la burguesía y del fascismo han logrado importantes avances; pero seguirán encontrándose de frente con la resistencia invencible de los comunistas y del movimiento obrero y popular.

América Latina y el Caribe se encuentran en una nueva etapa de la lucha de clases, marcada por la recomposición de los tejidos de dominación del imperialismo, cuyas amenazas y agresiones se han materializado en el conjunto de acciones injerencistas y de intervención en contra de los pueblos que luchan por su liberación, soberanía, independencia y autodeterminación.

El gobierno estadounidense, como principal instrumento político del gran capital, mantiene la arremetida contra Latinoamérica y demuestra su disposición de escalar las agresiones, a través del fortalecimiento de la presencia militar en la región, con las bases militares de EEUU y de la OTAN; el despliegue del Comando Sur y la IV Flota; la movilización de tropas especiales a Panamá y Colombia; los ejercicios militares conjuntos con gobiernos latinoamericanos serviles congregados en el llamado “Grupo de Lima”; y acciones encubiertas mediante ONG’s financiadas por la NED y la USAID.

El imperialismo y las fuerzas de ultraderecha intentan mostrar una aparente renovación de su discurso, métodos y formas. A través de sus poderosos medios de comunicación influyen en la conciencia de amplias capas populares, especialmente en los jóvenes para ganarlos a su favor en la batalla de ideas que se libra diariamente.

La nueva correlación de fuerzas en nuestra región, que es favorable al imperialismo, comprueba las advertencias hechas por el Partido Comunista de Venezuela sobre el previsible estancamiento y eventual retroceso de los procesos progresistas-reformistas en el caso de que no avanzaran en una vía genuinamente revolucionaria para la superación de la explotación capitalista.

Este complejo cuadro de la lucha de clases a nivel internacional tiene un inevitable impacto en el desarrollo de las contradicciones internas en la sociedad venezolana que durante las últimas dos décadas ha transitado un proceso político y social caracterizado por posiciones antiimperialistas; redistribución de la renta petrolera en beneficio de los sectores populares; empleo de los recursos energéticos para el desarrollo de otros pueblos del mundo; propiciar espacios de unidad e integración latinoamericana; apoyo a iniciativas internacionales de la FMJD, la FSM, la FDIM y el CMP; así como el impulso de la denominada “multipolaridad”, mediante el intercambio comercial y el fortalecimiento de las relaciones con sectores del capital mundial adversos a los grupos monopólicos tradicionalmente hegemónicos.

Estas políticas, sumado a la pretensión del gran capital por recuperar control sobre los importantes recursos energéticos y minerales del país, ha ubicado a Venezuela en el centro de las agresiones del imperialismo en la región Latinoamericana. Muestra de ello son la Orden Ejecutiva de 2015 que declara a nuestro país como una amenaza inusual y extraordinaria para la seguridad de EEUU; las sanciones coordinadas con la Unión Europea (UE) para restringir la actividad comercial del gobierno; y las campañas comunicacionales que promueven la intervención internacional.

A partir del año 2019, se elevaron a un nivel superior las acciones de agresión contra el pueblo venezolano por parte del gobierno de EEUU. La autoproclamación como “Presidente de transición” de la República Bolivariana de Venezuela del diputado de la Asamblea Nacional, Juan Guaidó –que ha demostrado ser un títere del Departamento de Estado norteamericano–, responde a la agenda del imperialismo para liquidar los avances y conquistas del pueblo venezolano logrados durante el proceso bolivariano y derrocar el gobierno encabezado por el presidente Nicolás Maduro, quien fue legítima y mayoritariamente reelecto por los venezolanos el pasado 20 de mayo de 2018.

Para estos fines innobles y antipopulares, el gobierno de EEUU está aplicando un conjunto de acciones unilaterales tendientes a asfixiar la economía venezolana, por ejemplo con las recientes medidas del Departamento del Tesoro que congeló 7 mil millones de dólares en activos pertenecientes a CITGO, empresa estatal venezolana filial de Petróleos de Venezuela (PDVSA), que opera en EEUU con cerca de 16 mil instalaciones, refinerías y gasolineras, estimándose las pérdidas en al menos 11 mil millones de dólares en las exportaciones de petróleo.

La agudización de la contradicción entre los intereses del imperialismo y los de la nación venezolana ha propiciado, por una parte, el llamamiento del PCV al pueblo para construir la más amplia unidad de fuerzas patrióticas, democráticas y populares revolucionarias, sin distingo del apoyo que se tenga o no al gobierno nacional, pero con decidida posición antiimperialista; y, por otra parte, en el campo de la reacción, se ha venido configurando un conglomerado de organizaciones con una considerable base social, que abiertamente promueve “sanciones” internacionales ilegales contra el país, la apertura de un supuesto “canal humanitario” para propiciar la intervención extranjera e incluso la invasión militar directa.

No obstante, los comunistas venezolanos tenemos claro que la exacerbación de la contradicción fundamental, entre el capital y el trabajo, es la que marca las configuraciones de fuerzas y deslindes en función de la naturaleza de clase de los actores políticos y sus propuestas programáticas para enfrentar la crisis.

La salida revolucionaria a la crisis requiere una acumulación y concentración de fuerza para el derrocamiento del sistema capitalista y abrir perspectiva a la revolución socialista. Como bien definió el 15º Congreso del PCV en su Línea Política, en junio de 2017: “Nos proponemos en el fragor de la lucha de clases, avanzar en la construcción y profundización de la línea de unidad revolucionaria obrero-campesina, comunera y popular, para convertir en realidad… la conformación de una nueva correlación de fuerzas que le permita a la clase obrera y al pueblo trabajador del campo y la ciudad, convertirse en vanguardia consciente y dirigente de los cambios revolucionarios.

Hoy es mucho más importante para nuestro pueblo la solidaridad activa y militante de nuestras organizaciones hermanas con el proceso bolivariano y el pueblo trabajador, denunciando la continua agresión imperialista; exigiendo la derogación de la Orden Ejecutiva, el cese de las “sanciones” unilaterales por parte de EEUU y la UE; y apoyando el planteamiento de la profundización revolucionaria del proceso en Venezuela, como única garantía para mantener las reivindicaciones sociales y los derechos conquistados por varias generaciones a lo largo de décadas de ardua lucha en favor de la independencia nacional, la autodeterminación y el desarrollo soberano.

Queridos camaradas, en la JCV tenemos la profunda convicción de que la lucha es la única, verdadera y perdurable solución a los problemas que enfrentan nuestros pueblos. Los enormes desafíos que tenemos por delante requieren de la conciencia de clase, organización y movilización de nuestra juventud; sólo con una línea de acción conectada con las luchas del pueblo trabajador, es posible desarrollar la fuerza que necesitamos para vencer. Por tanto, la participación efectiva de los jóvenes en la política no es individual y aislada. La juventud realmente participa y es un factor decisivo en la política cuando puede desplegar toda su fuerza de forma consciente, y esto tendrá perspectiva revolucionaria mediante la acción colectiva organizada y de perfil clasista.

Por eso, no podemos dejar de saludar el exitoso 12º Congreso de KNE y manifestar que, como bien expresa su lema, debemos ser más numerosos y más capaces para influir cada vez más en mayor cantidad de jóvenes; porque, efectivamente, lo que de verdad es moderno, nuevo, necesario y vigente es el Socialismo, ese sueño que debemos hacer realidad para beneficio de toda la humanidad.

Tengan ustedes la certeza de que la Juventud Comunista de Venezuela y el Partido Comunista de Venezuela seguiremos trabajando en la organización y resistencia del movimiento obrero y popular para enfrentar todas las agresiones contra nuestro pueblo y las pretensiones de instaurar en nuestro país una dictadura fascista. Sabremos cumplir con nuestro papel en cualquiera que sea el escenario que se imponga en la lucha de clases; y esa misma convicción la tenemos para la juventud y el pueblo de Grecia y sus organizaciones de vanguardia, la KNE y el KKE.

¡Que viva la solidaridad internacionalista!

¡Que viva el marxismo-leninismo!

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