Cuba ve a Rusia como un socio y un aliado estratégico que mantendrá su posición inalterable ante la nueva tanda de sanciones de EE.UU., dice un diplomático cubano.
El embajador cubano en Rusia, Gerardo Peñalver Portal, ratificó el jueves la confianza en que Rusia “mantendrá su posición inalterable” en contra de las nuevas sanciones estadounidenses impuestas a la isla.
“Estamos seguros que Rusia mantendrá su posición inalterable, de denuncia del bloqueo y de defensa del derecho internacional”, destacó Peñalver en una rueda de prensa celebrada en Moscú, la capital rusa.
El alto diplomático realzó la postura “inequívoca e inalterable” del Kremlin a favor del levantamiento del bloqueo estadounidense impuesta contra Cuba desde hace décadas.
Asimismo, agradeció que las autoridades rusas hayan manifestado su rechazo al recrudecimiento de los embargos que pronto la Casa Blanca planea proyectar sobre Cuba.
El miércoles, el secretario de Estado de EE.UU., Mike Pompeo, anunció que la Administración del presidente estadounidense, Donald Trump, activará el Título III de la Ley Helms-Burton que permitirá demandar las propiedades estadounidenses en Cuba a partir del 2 de mayo.
La ley Helms-Burton considera “propiedad norteamericana” a las empresas nacionalizadas en el país caribeño después de 1959, cuando triunfó la Revolución Cubana, y se considera “tráfico” la compra, recepción, uso o inversión posterior en esas posesiones.
Tras subrayar que su país siempre ha recibido solidaridad y apoyo de la nación euroasiática en los momentos delicados, el diplomático cubano resaltó que La Habana considera a Moscú “un socio y un aliado estratégico”.
En otra parte de su alocución informativa, Peñalver alabó la labor rusa en las organizaciones internacionales y “el liderazgo que ha tenido la misma en la defensa de América Latina como una zona de paz”.
Desde 1960, el Gobierno de Washington ha impuesto múltiples bloqueos y sanciones contra Cuba que han impedido a la isla desarrollar su potencial social y económico por el impacto de la medida en las transacciones. La hostilidad hacia La Habana se multiplicó tras la llegada de Trump a la Casa Blanca en 2017, pese a las moderaciones realizadas en 2015 por su antecesor Barack Obama.