Esta posición fue anunciada el lunes por el ministro de Exteriores ruso, Serguéi Lavrov, tras sostener una reunión con su par bielorruso, Vladimir Makey, en la que ambas partes coincidieron en que tales pasos de la Alianza Atlántica “solo aumentan las tensiones en la región euroatlántica”.
“Hablamos sobre los problemas de no proliferación, control de armas y expresamos preocupación por el aumento de las actividades de la OTAN cerca de nuestras fronteras”, dijo Lavrov sobre la cita con Makey en Moscú (capital rusa).
El jefe de la Diplomacia de Rusia también enfatizó que Moscú y Minsk piden a los socios occidentales que respeten los principios de una seguridad igual e indivisible, y que cumplan con sus responsabilidades, incluidas las emanadas de la Organización para la Seguridad y la Cooperación en Europa (OSCE).
“Para decirlo claramente, nuestro objetivo clave es volver a los principios básicos del Acta Final de Helsinki (de 1975), con el objetivo de darles nueva vida para superar la brecha de credibilidad”, añadió.
Eso se produce justo dos días después de que el secretario general de la OTAN, Jens Stoltenberg, anunciara que el bloque militar ha adoptado una nueva estrategia militar para contrarrestar lo que llama la “amenaza nuclear de Rusia”.
Moscú, a su vez, ha expresado en reiteradas ocasiones su preocupación por el aumento de la presencia militar de la OTAN en Europa, incluida su expansión hacia el este y cerca de sus fronteras. El Kremlin ha subrayado que Rusia no representa una amenaza para otras naciones, pero no ignorará las acciones que ponen en peligro sus intereses.
En abril, Rusia dio por terminadas todas sus cooperaciones con la OTAN, debido a una falta de voluntad por parte de la Alianza Atlántica para disminuir las diferencias.