Los científicos actuales, y con ellos la ciencia misma y las universidades, no sólo se han convertido en peones al servicio del capital sino de las guerras imperalistas. Este canon está representado por Darpa (Defense Advanced Research Projects Agency), que es el Pentágono de la ciencia y la ciencia del Pentágono.
Uno de los proyectos más recientes de los sicarios al servicio de Darpa es la investigación de los peces, camarones y plancton que habitan en el lecho marino para utilizarlos con fines de espionaje e inteligencia militar.
“Estamos tratando de entender lo que estos organismos pueden decirnos sobre la presencia y los movimientos de todo tipo de vehículos submarinos en el océano”, dice Lori Adornato, la gerente del programa.
Los seres vivos reaccionan de diferentes maneras ante la presencia de vehículos. Uno de los más conocidos, y objeto de uno de los ejes de investigación de Darpa, es el fenómeno de la bioluminiscencia, que induce a ciertos organismos marinos a empezar a brillar cuando son perturbados.
“Si un organismo como Noctiluca [un alga unicelular] está en la superficie del océano y un vehículo submarino se acerca, se puede ver desde un avión que utiliza la pista bioluminiscente”, dice la investigadora.
“Queremos entender si es posible distinguir la respuesta de los organismos a las perturbaciones inducidas por el hombre, o incluso de tipos específicos de objetos”, señala Vern Boyle, vicepresidente de Programas Avanzados y Capacidades Emergentes de Northrop Grumman, que participa en el proyecto de Darpa.
Los científicos observan una amplia gama de criaturas y comportamientos. El mero Goliat, por ejemplo, que puede alcanzar los 2,5 metros de longitud, es conocido por hacer un ruido muy fuerte cuando es abordado por buceadores. También muestra mucha curiosidad cuando un nuevo objeto entra en su hábitat. De hecho, muchas especies de peces hacen ruido constantemente para comunicarse entre sí o en respuesta a amenazas externas.
Uno de los estudios se refiere a la vigilancia del entorno sonoro subacuático. “Todavía estamos en las primeras etapas del proyecto. Acabamos de regresar de un viaje a las Islas Vírgenes de los Estados Unidos donde tomamos medidas de paisajes sonoros en presencia de un vehículo y en ausencia de un vehículo. Apenas estamos empezando a analizar estos datos ahora”, dice Alison Laferrière de Raytheon BBN Technologies, también partícipe del proyecto.
Laferrière está estudiando la posibilidad de explorar las posibilidades que ofrecen un cierto tipo de camarones que continuamente aplauden juntos, creando una señal sonora constante que rebota en los objetos circundantes. La idea es medir, como con los sonares tradicionales, el tiempo requerido para que la señal regrese y su fuerza, lo que podría revelar el tamaño, la forma y la distancia de los objetos submarinos que pasan cerca del crustáceo.
“El concepto no se basa en el hecho de que las gambas cambian su comportamiento de ninguna manera cuando el vehículo se acerca, sino que simplemente utilizan el sonido que crean”, dice.
Por lo tanto, los camarones podrían constituir un sistema de control indetectable y muy eficaz. “Es un sistema pasivo. Será de baja potencia y capaz de detectar incluso los vehículos más silenciosos”, añade Laferrière.
Las gambas se sumergen en el fondo del mar cuando escuchan un ruido fuerte. Los investigadores estudian si podría reaccionar sistemáticamente de la misma manera cuando se encuentra con un vehículo.
Helen Bailey, Profesora Asociada de Investigación en el Centro de Ciencias Ambientales de la Universidad de Maryland, es muy optimista sobre el éxito de esta investigación. “Podemos implantar sensores en miniatura en los peces para detectar movimiento y profundidad. La tecnología ya existe para convertirlo en un sistema en tiempo real”, dice.
Según la experta, un ejército de peces puede servir como sistema de alerta de bajo coste contra los submarinos enemigos. Compárese con la cantidad de dinero que los Estados gastan en aviones, barcos, equipos hidrofónicos y micrófonos usados bajo el agua, así como equipos de vigilancia. El nuevo sistema permitiría a los ejército obtener información a bajo coste y en tiempo real.