El ministro de Defensa de Ecuador, Oswaldo Jarrín, aseguró este lunes que no se construirá una base militar de EE.UU. en las Islas Galápagos.
Durante un acto en el Instituto de Altos Estudios Nacional (IAEN), en Quito, el funcionario aclaró lo que consideró una «mala interpretación» de sus palabras, cuando se refirió, en días pasados, al archipiélago de Galápagos como un «portaaviones natural».
«No se puede interpretar como una base extranjera, como se ha dicho maliciosamente», enfatizó.
Oswaldo Jarrín Román, ministro de @DefensaEc, da inicio a la actividad académica con la presentación de su conferencia magistral: “Estrategia Nacional del Desarrollo Integral Marítimo para el Ecuador”. #JornadasProyectoDeNavegación pic.twitter.com/ELly3WeoyZ
— IAEN – La Universidad de Posgrado del Ecuador (@IAENUniversidad) June 17, 2019
Jarrín señaló que en Galápagos operará «un avión (el P3 de EE.UU.) una vez al mes, no más de tres días» y lo hará «para situaciones de emergencia o reabastecimiento (de combustible)».
Recalcó que «no habrá un destacamento permanente, no habrá una base».
Comparecencia ante la Asamblea Nacional
Jarrín y el ministro de Ambiente, Marcelo Mata, tienen previsto comparecer ante la Asamblea Nacional (parlamento) de Ecuador, luego que fueran convocados la semana pasada para explicar, ante la Comisión de Soberanía y Relaciones Internacionales, los alcances de un acuerdo firmado entre el país y EE.UU. para la cooperación de Washington en las ecuatorianas Islas Galápagos.
Jarrín ha dicho públicamente que el acuerdo con EE.UU. incluye vigilancia aérea estadounidense en el área marítima ecuatoriana, como parte de las acciones binacionales contra el tráfico de drogas y otros delitos del crimen transnacional.
La petición a comparecer ante el Congreso fue presentada por la asambleísta de Galápagos, Brenda Flor, justamente luego que Jarrín se refiriera al archipiélago como «un portaaviones natural».
La legisladora recordó que durante la Segunda Guerra Mundial, la isla de Baltra fue una base militar de EE.UU. que «dejó como resultado muy pocas especies de flora y fauna».
Ecuador tuvo durante 10 años una base militar de EE.UU. en Manta, en la costa del país. Fue expulsada en 2009 por el entonces presidente Rafael Correa. Según el informe ‘¡A nadie le importó!’, de la Comisión de Asuntos Internacionales y Seguridad Pública de la Comisión Legislativa y de Fiscalización de la República del Ecuador, durante el tiempo de operación, los uniformados estadounidenses «provocaron la expulsión de campesinos y pescadores, el hundimiento de barcos», así como el «aumento de prostitución adolescente en la provincia de Manabí».
El artículo 5 de la Constitución de Ecuador establece que «no se permitirá el establecimiento de bases militares extranjeras ni de instalaciones extranjeras con propósitos militares». De esta manera, se prohíbe ceder instalaciones a fuerzas armadas o de seguridad extranjeras.