“La continuada masacre perpetrada contra el pueblo inocente de la región [del oeste de Asia], en particular del pueblo oprimido de Yemen, con armas occidentales, se suma al dosier de las actividades criminales de los gobiernos occidentales a lo largo de la historia”, denunció el viernes el ministro de Defensa de Irán, el general de brigada Amir Hatami.
También dejó claro que esos falsos defensores de los derechos humanos, es decir, el Occidente, deberían hacerse responsables de los crímenes cometidos en la región.
La campaña de agresión de Arabia Saudí y sus aliados árabes contra Yemen —iniciada en marzo de 2015— ha provocado “la mayor catástrofe humanitaria del momento en todo planeta”, según la Organización de las Naciones Unidas (ONU).
Un informe recién publicado por el Proyecto de Localización y Datos de Conflictos Armados (Acled, por sus siglas en inglés), indica que la agresión saudí contra Yemen ha dejado 91 600 muertos en los últimos cuatro años.
El ministro de Defensa iraní alertó de la crítica situación de Yemen en el Día Nacional de la Lucha contra las Armas Químicas y Biológicas en Irán, que se celebra el 28 de junio de cada año en el aniversario del bombardeo químico de la localidad de Sardasht (noroeste de Irán), ordenado por el dictador iraquí ya muerto Sadam Husein, en 1987.
Según Hatami, el Tratado de Prohibición de Armas Químicas está en deuda con Irán, puesto que se suscribió a raíz del repudio mundial de los ataques químicos que llevó a cabo Sadam Husein contra la nación iraní.